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El informe señala que Paraguay, a pesar de consumir solo el 9% de la energía y haber exportado el 82% de su parte al Brasil, de 887 Terawatt de electricidad, todavía no ha pagado su parte de la deuda.
Concluye que las causas del crecimiento fueron los siguientes factores:
Incremento de costos de construcción
Atraso en la instalación de las turbinas de 2,4 años. Altas tasas de interés, más factores de ajustes por el dólar. Tarifas por debajo del costo por largos periodos de tiempo.
El estudio JS expresa: “Los cargos de intereses sobre la deuda IB son desconocidos, pero algunas veces son extremadamente elevados, especialmente durante la década de los 80”, y agrega que la tasa utilizada de interés real del 5%, es decir 5% sobre la inflación americana, usada en la simulación, es menor comparada con las muy altas tasas nominales de más del 10% durante la década de 1980.
Préstamos para el inicio de Itaipú
Itaipú Brasil fundamenta que en la época del inicio de las obras solo las agencias multilaterales como el BIRF y el BID financiaban estos emprendimientos y concedían créditos superiores al plazo de 10 años, con tasas módicas. Sin embargo, considerando la posición vehementemente contraria de la Argentina, país miembro de estas instituciones, Itaipú no ha podido utilizar estos recursos.
En segundo lugar, en función de la incapacidad de Paraguay de aportar los recursos y garantizar las financiaciones, el Brasil, a pesar de estar sin capital en aquel momento, asumió la responsabilidad por la financiación del proyecto, incluyendo el aporte de capital de la ANDE.
Explican en forma vaga el atraso del proyecto por la renegociación de los contratos de obras civiles, montaje y suministro por las crisis económicas, lo cual generó costos adicionales y el efecto de la “elevada inflación del dólar” causada por las dos crisis mundiales del petróleo.
Llama la atención las justificaciones algo imprecisas ante tan importantes eventos. Hacemos notar que el hábil director brasileño Samek recomendó, en su nota del 17 de mayo, al ministro de Hacienda un libro, al que recurrimos para una mejor comprensión de la posición del Brasil:
“…Expreso mi preocupación ante las manifestaciones de la prensa y de autoridades gubernamentales, corroborando las afirmaciones del Dr. Sachs sobre la evolución histórica de la deuda de la entidad binacional. (...); solicito al apreciado director que lleve a conocimiento del señor ministro el contenido de la publicación Prestación de los Servicios de Electricidad y Bases Financieras: Compendio”. “Esa obra, publicada en 2003, fue elaborada por equipos técnicos de las dos márgenes y constituye un documento completo sobre los aspectos de la ingeniería financiera que permitió viabilizar el emprendimiento y que viene asegurando el pago de todos los compromisos financieros de la entidad”.
El libro recomendado por Samek
Si bien esta publicación de Itaipú es la historia oficial, al menos en parte a lo referente a la deuda, explica parcialmente la problemática histórica, contradiciendo lo aseverado por ellos mismos más arriba.
Explica que las fuentes de crédito externo para grandes obras de infraestructura eran principalmente las agencias multilaterales como el BID y el BIRF y los bancos y agencias oficiales de algunos países europeos, para el financiamiento de sus exportaciones de bienes o servicios que canalizaban empréstitos garantizados por sus respectivos gobiernos y quedaban en el marco del denominado Club de París.
También existía la posibilidad de obtener fondos mediante la colocación de bonos corporativos en ciertos países del hemisferio norte. El Brasil contaba con fuentes de crédito locales de las agencias oficiales como Eletrobras, el BNDES y su línea especial para el financiamiento de equipos brasileños –FINAME-.
El punto interesante a analizar es el siguiente: “Los créditos otorgados por cualquier agencia multilateral, invariablemente, hubieran obligado a efectuar llamadas a licitación pública internacional, abiertas a contratistas y fabricantes de todo el mundo.
La Itaipú, no obstante, optó por el modelo de suministro de bienes y servicios enunciado en el Artículo XI del Tratado, que implica potenciar, en la medida de lo posible, a contratistas y fabricantes de los dos países signatarios. La solución que mejor se adaptaba al modelo mencionado fue una operación de préstamo con la Eletrobras.
El primer gran crédito contratado fue en 1975, en cruzeiros, por el equivalente a US$ 2,5 m MM, con garantía del Tesoro brasileño, a una tasa de 10% anual más comisiones y ajustes monetarios relacionados a la inflación.
Lo curioso del caso es que, yendo al Art. XI del tratado, este expresa: “En la medida de lo posible y en condiciones comparables, la mano de obra, especializada o no, los equipos y materiales, disponibles en los dos países, serán utilizados en forma equitativa”. El parágrafo 2° agrega: “– Lo dispuesto en este artículo no se aplicará a las condiciones acordadas con organismos financiadores, en lo que se refiere a la contratación de personal especializado o a la adquisición de equipos o materiales”.
En consecuencia, de acuerdo a lo explicado por la propia Itaipú, la decisión de contratar con Eletrobras inicialmente fue una decisión consciente del Brasil, pero con una explicación parcial en la historia oficial, pues el tratado establece además la cláusula de condiciones comparables.
Esta condición de comparabilidad, tanto con respecto a costo de créditos como de costo de equipos, es lo que se distorsionó en los años posteriores al incrementarse los costos internos del Brasil, disparando el costo de la inversión.
La publicación expone “primera crisis del petróleo, (que) en 1974 desencadenó una fuerte inflación de costos, siendo particularmente notables los aumentos de costos industriales y los de ingeniería. Sobre la Itaipú, en especial se tradujo en un fuerte aumento del costo de las obras, que requirió la obtención de préstamos en montos muy superiores a los inicialmente previstos”.
En 1978 sobrevino la “segunda crisis del petróleo”, que agravó la inflación y la retracción económica ya existente, principalmente en los EE.UU., y también trajo consigo la súbita abundancia de capital financiero. Países como Brasil tuvieron acceso fácil a grandes cantidades de capital.
Como la Itaipú se vio en la necesidad de mayores recursos financieros para sus obras encarecidas por los efectos de la primera crisis del petróleo, le fue fácil obtener créditos sindicados. Estos créditos tenían plazos máximos de 15 años, con periodos de gracia de hasta 4 años a la tasa Libor + 2% a 4%.
A partir de 1982, como consecuencia del encarecimiento del crédito en EE.UU. y el aumento de sus gastos de defensa, atrayendo gran parte del flujo financiero mundial a ese país, surgió la “crisis de la deuda”, que alcanzó de lleno a países como Brasil. Los efectos para Itaipú fueron las altas tasas de interés de aproximadamente el 45% de la deuda total, cuyos pagos del servicio debían comenzar en 1982 y no había forma de refinanciarlos por medio de nuevos créditos externos ni existían fuentes externas de nuevos créditos.
Como consecuencia, Itaipú frenó drásticamente el ritmo de las obras con los consiguientes sobrecostos. La entrada en operación comercial fue posible en 1985, con 2,4 años de atraso, prolongándose el periodo sin ingresos, causando un considerable aumento de la deuda y los valores vencidos impagos.
La construcción de Itaipú prosiguió gracias a las mayores cantidades de recursos prestados por la Eletrobras, tanto con sus propios fondos como de nuevos préstamos externos del Brasil
Libro de Jeffrey Sachs
Acudimos para otros puntos de vista al libro Developing Country Debt and the World Economy, editado por Jeffrey Sachs, utilizado en las materias de Desarrollo Económico en la Universidad de Columbia, en el que se analiza la historia de la deuda con mayor imparcialidad.
El artículo de Eliana Cardozo y Albert Fishlow menciona que “la primera crisis del petróleo alcanzó al Brasil en lo alto de su ‘milagro’ económico, con un crecimiento del producto del 10% anual desde 1968”.
Explica que Brasil utilizó una estrategia de ajuste basada en altas, aunque menores, tasas de crecimiento con base en estímulos de gobierno para la sustitución de importaciones, más que en respuestas del mercado a variaciones en las tasas de cambio o precios relativos del petróleo.
El endeudamiento externo jugó un papel central en esa estrategia a través del financiamiento de las crecientes tasas de inversión y grandes déficits comerciales y de cuenta corriente.
La estrategia fue exitosa en sostener altas tasas de crecimiento del 7% entre 1973 y 1979, pero al costo de un rápido incremento en su endeudamiento, que subió de US$ 5,3 m mm a US$ 31,6 m mm en dicho periodo. Al mismo tiempo había signos del desequilibrio financiero con el aumento de gastos de gobierno con la duplicación de la inflación del 20% de antes de la crisis.
En este caso, puedo deducir entonces, como ya lo señaló un editorial de ABC, que Argentina no tuvo responsabilidad en la decisión del Brasil sobre el financiamiento original de la obra.
Concluyo luego en este punto en que, la decisión inicial de comprar y financiar los equipos del Brasil, este país fue consciente ante la alternativa de abundante capital externo, de manera a fomentar el desarrollo de su economía e industria. Esta política arrastró a la Itaipú, 50% propiedad de Paraguay, a asumir los costos crecientes de la construcción a través de la postergación de sus beneficios sobre una usina ya actualmente amortizada.
(*) MBA Columbia University.