Cabeza de Vaca y cabezas de vacas

Mucha y rica historia tiene el ganado bovino en el Paraguay. En el año 1556 arribaron las primeras siete vacas y un toro introducidos por los hermanos Scipión y Vicente Goez y conducidos desde el Brasil por el famoso Gaete quien, al recibir una de las vacas como pago del acarreo, la vendió muy cara y por mucho tiempo quedó en el Paraguay el dicho de: “más caro que vaca de Gaete”. Los animales fueron instalados en el predio de lo que hoy es la ARP, como presagiando la historia que vendría después.

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A la par del ganado vacuno se desarrolla el equino. Bien a lo gua’i, Cabeza de Vaca no introdujo vacas sino 26 caballos y yeguas recuperados de su naufragio en Santa Catarina, Brasil que llegaron a Asunción el 11 de marzo de 1542.

La historia sigue con la introducción de vacas y toros traídos del Alto Perú y Buenos Aires, situación que sirvió para una mejor relación entre los nativos y los españoles, aunque también produjo peleas entre dos tribus: la guaicurú y payaguá que se sintieron apetecidas por la rica carne y el placer de viajar a caballo. Los jesuitas y el mismo Juan de Salazar también introdujeron y criaron caballos y vacunos de calidad.

Ya en el año 1829 se vendían al Brasil más de 200.000 cueros y 100.000 vacunos en pie, era la época en que el dictador Francia solo permitía el comercio exterior con los brasileros. Estos llegaron a introducir una temible plaga: la garrapata. El Dr. Francia ordenó matar todo ganado infestado y así murieron más de la mitad de las reses paraguayas. Algunos técnicos recetaron hacer correr al animal atacado para que las garrapatas se desprendieran del animal. La profilaxis no tuvo éxito ya que los “jatevú” se multiplicaban en los pastizales y subían de nuevo al animal.

En los inicios de la Guerra del 70 este país ya contaba con más de 1.500.000 cabezas que se redujeron al finalizar esa pelea en apenas 15.000 vacunos y, para más, casi todos alzados. Por el año 1940 ingresaron al Paraguay las razas europeas importadas por los Sarubbi de Caazapá y con el apoyo del STICA (Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola), desde 1942, la ganadería tuvo alas de categoría para alcanzar la altura de la excelencia con el trabajo de los ganaderos y de los técnicos paraguayos.

Hoy el país cuenta con más de 12 millones de cabezas vacunas entre unos 124.000 productores grandes a pequeños. La ganadería ocupa más del 12 % del PIB, emplea a un 18% de la población económicamente activa dando trabajo a unos 2.000.000 de paraguayos. La Asociación Rural del Paraguay (ARP) fue fundada ya en el año 1885 como la Sociedad Ganadera del Paraguay y desde 1938 lleva el nombre de ARP. Es el gremio que desarrolla la producción pecuaria y ubicó a la carne paraguaya entre las mejores del mundo con el envío a Chile, Rusia, Venezuela, Europa, Vietnam, Brasil y otros. La óptima cadena productiva de la carne se ve reflejada en el cuero, las vísceras, el caballo, el transporte, en la leche y derivados, en el impuesto que paga y en los abigeatos que pululan.

En 1979 la cadena de los hoteles Hilton decidió recibir cortes de razas especiales (no mayores de 24 meses o dos dientes y no más de 160 kilos. Se comenzó a producir reses de primer nivel para la exportación a la Unión Europea bajo el nombre de la “cuota Hilton”.

Acaba de exportarse vía aérea a Guayaquil, Ecuador unos 1.006 vacunos de alta genética para que ese país inicie una explotación de envergadura y para sintetizar la excelencia de los ganaderos y profesionales paraguayos y de una ARP distinguida. Otros países figuran para el envío aéreo y ya están en lista de espera.

La industria de la carne genera el desarrollo pero tiene detractores con ideologías que, como auténticas garrapatas, se prenden y saborean una buena costilla, una rica morcilla y una suculenta rabadilla.

caio.scavone@abc.com.py

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