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En los tiempos actuales voy observando que cada vez son menos las personas, los lectores, los poetas y los escritores que leen.
Hay tantas bibliotecas y librerías en Asunción y en el interior de la República que continúan aguardando la llegada de los interesados en adquirir mayor educación, más información y más cultura.
Me pregunto y pregunto con insistencia a las gentes en qué invierten su tiempo.
Enorme indignación me produce ver cómo tantas personas malgastan sus horas creyendo todavía en los políticos, los gobernantes, las autoridades corruptas que solamente están para mentir, robar, prometer lo que no van a cumplir.
No figura en sus agendas cómo hacer para poner freno a tanta delincuencia e inseguridad.
Los paraguayos vivimos en permanente zozobra porque ahora ya resulta imposible salir de la casa en horario nocturno. Ya querríamos ir a brindar con los amigos, a estar presentes en un acto cultural, pero la absoluta falta de seguridad nos obliga a quedarnos en nuestra casa.
Los ingenuos, los tontos, los individuos que son víctimas de su propia ignorancia, caen fácilmente en las trampas de los políticos.
Por otra parte hay miles de personas en la República del Paraguay que no tienen la menor dignidad y que han perdido la vergüenza totalmente. Ellas irán a hacer hurras a los políticos. Vergüenza, asco, pena e indignación me dan.
La ignorancia va ganando terreno velozmente en la República.
Es un compromiso de los paraguayos que deseamos un país mejor para nuestros hijos y para las generaciones que vendrán leer y fomentar la educación así como la cultura en todos los ámbitos.
Muy pocas son ya las gentes que leen a Miguel de Cervantes Saavedra, el genial escritor español cuya obra “El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” mueve a la risa y también a la reflexión profunda sobre la vida.
Un grande de la literatura argentina, aunque nacido en Bruselas, es Julio Cortázar. Escribió Rayuela, Bestiario, Todos los fuegos el fuego, Un tal Lucas. En Bestiario hay dos cuentos extraordinarios como Casa tomada y Carta a una señorita en París.
Y qué decir de nuestro máximo escritor y poeta Augusto Roa Bastos, quien merecidamente obtuvo el Premio Cervantes en 1989.
Sus novelas El trueno entre las hojas, Hijo de Hombre y Yo El Supremo son las mejores que se han escrito en nuestro país hasta la fecha.
Otro escritor valioso es Gabriel Casaccia, considerado unánimemente por la crítica literaria como el fundador de la narrativa moderna en el Paraguay.
Su obra literaria La Babosa ambientada en Areguá merece ser leída atentamente.
Las poesías, la dramaturgia, la narrativa y los ensayos de doña Josefina Plá deben despertar el interés de los estudiantes y de los escritores.
Si las personas no ponen el interés necesario en las buenas lecturas el Paraguay no va a mejorar. Difícilmente un país ignorante puede avanzar.
Entonces a leer de una vez por todas. A empeñarse cada vez más en adquirir cultura.
delfina@abc.com.py