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El analfabetismo real y funcional es una herencia de la dictadura, así como la cultura autoritaria que promueve el pensamiento vertical y la intolerancia a las críticas y la libertad de expresión.
En el Paraguay se conoce tres clases de analfabetismo: el que no sabe leer ni escribir, el que sabe leer y escribir, pero no entiende lo que lee, y el que sabe leer y escribir e interpreta el contenido, pero no puede expresar las ideas. Es decir, tropieza con serios problemas de comunicación interpersonal y social.
La dificultad de transmitir las ideas, expresarse en forma clara, concisa y precisa, y darle el sentido real a la palabra, es un drama no solo de los analfabetos funcionales, sino de un gran sector de la población, incluso de algunos dirigentes políticos y sociales que hablan mucho, enredan, gritan y hacen discursos vacíos, pero quién entiende lo que dicen?
En el país la falta de adecuada comunicación, es un problema arraigado desde el Gobierno totalitario de Alfredo Stroessner que impidió la capacidad reflexiva y lógicamente la crítica y autocrítica.
Ante esta realidad, y como el país aún no puede despegar, es una prioridad la educación y la preparación de la niñez y la juventud, aquí en el presente y el futuro. Pero hay que entender que alfabetizar no es entrar y salir de la escuela, sin aprender nada. Así no se puede lograr el cambio ni desarrollo ni la formación de los alumnos.
Para el aprendizaje es preciso la motivación intrínseca o interna del individuo y la motivación externa que debe ofrecer la sociedad, empezando por el entorno familiar y la comunidad.
La Educación debe ser dinámica e integral, promotora de la formación del ser humano para que pueda desarrollar sus potencialidades físico, intelectual, social y espiritual.
En este proceso democrático el país requiere de una educación sólida e integradora de modo que la mayoría de la población tenga formación y pueda asumir compromiso con su comunidad.
rmontiel@abc.com.py
En el Paraguay se conoce tres clases de analfabetismo: el que no sabe leer ni escribir, el que sabe leer y escribir, pero no entiende lo que lee, y el que sabe leer y escribir e interpreta el contenido, pero no puede expresar las ideas. Es decir, tropieza con serios problemas de comunicación interpersonal y social.
La dificultad de transmitir las ideas, expresarse en forma clara, concisa y precisa, y darle el sentido real a la palabra, es un drama no solo de los analfabetos funcionales, sino de un gran sector de la población, incluso de algunos dirigentes políticos y sociales que hablan mucho, enredan, gritan y hacen discursos vacíos, pero quién entiende lo que dicen?
En el país la falta de adecuada comunicación, es un problema arraigado desde el Gobierno totalitario de Alfredo Stroessner que impidió la capacidad reflexiva y lógicamente la crítica y autocrítica.
Ante esta realidad, y como el país aún no puede despegar, es una prioridad la educación y la preparación de la niñez y la juventud, aquí en el presente y el futuro. Pero hay que entender que alfabetizar no es entrar y salir de la escuela, sin aprender nada. Así no se puede lograr el cambio ni desarrollo ni la formación de los alumnos.
Para el aprendizaje es preciso la motivación intrínseca o interna del individuo y la motivación externa que debe ofrecer la sociedad, empezando por el entorno familiar y la comunidad.
La Educación debe ser dinámica e integral, promotora de la formación del ser humano para que pueda desarrollar sus potencialidades físico, intelectual, social y espiritual.
En este proceso democrático el país requiere de una educación sólida e integradora de modo que la mayoría de la población tenga formación y pueda asumir compromiso con su comunidad.
rmontiel@abc.com.py