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El bajo salario conlleva la ausencia de contratos de servicios de salud, y la mayor utilización de los servicios de emergencia de los hospitales públicos, que para evitar el colapso necesitarán mayor financiamiento, que necesariamente se cargará sobre los contribuyentes, ya sea elevando o creando impuestos. Esta situación genera indignación dada la gran creciente brecha existente entre los ingresos de los accionistas, directores y gerentes de esas empresas y sus trabajadores. Los neoyorquinos entendieron que la salud de esos empleados es responsabilidad de las empresas, que al pagar un salario bajo estaban transfiriendo al resto de la población el costo del servicio de salud. En otras palabras, el aumento de salarios hora coloca la responsabilidad en el sector privado de comida rápida y no en el sector público. En la situación actual las ganancias extraordinarias del sector son capturadas por los directivos y se socializan los costos.
El aumento no hará quebrar a las empresas, solo reducirán su margen de ganancias, permitiendo un ingreso digno, brindando al individuo la posibilidad de elegir el servicio de salud y alentando así la competencia entre empresas, que disputarán por una mayor participación en un mercado de servicios de salud en expansión.
Este artículo resonó en mi mente luego de escuchar las declaraciones del presidente de la UIP que, además de sexista y discriminatorio, coloca el derecho a la lactancia materna en la categoría de bien público a ser solventado con el impuesto de todos, en lugar de formar parte de la estructura de costos de las empresas.
En su discurso de dos años atrás Michael Porter habló de la prosperidad compartida (shared value) entre las empresas y la sociedad, de manera tal que la responsabilidad social de la empresas no se vea reducida a un mero acto de filantropía, sino que las empresas generen acciones que brinden un valor intrínseco al producto que brindan al mercado; proteger el derecho a la lactancia es un ejemplo de cómo compartir la prosperidad. Un mes atrás el papa Francisco mencionó “una economía con rostro humano”, independientemente de las medidas físicas. Estas alusiones se complementan y refuerzan con estudios recientes donde se muestra que el combate eficiente a la pobreza comienza con acciones que impacten las “condiciones iniciales”, caso contrario, los niños difícilmente podrán superar los obstáculos para salir de la pobreza. Sin salud y sin educación, la pobreza seguirá y, con ello, la necesidad de contar con recursos crecientes del Estado, que intentará recaudar más para paliar la situación.
El derecho al amamantamiento no hará que las empresas paraguayas quiebren; al contrario, hará que cumplan mejor su rol de creación de riqueza con puestos de trabajo dignos y justos.
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