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A fin de establecer mecanismos de acción se reunieron las autoridades municipales, concejales, jefes de la Policía Nacional y magistrados de Misiones. En la oportunidad fueron manifestadas las inquietudes, así como la posibilidad de establecer las medidas de prevención por parte de los organismos de seguridad y coordinar las acciones con las instituciones encargadas de velar por la seguridad ciudadana.
Sin embargo, a la reunión no asistieron los representantes del Ministerio Público, estamento fundamental en la investigación de los delitos. El trabajo de la fiscalía es esencial precisamente por la misión asignada para esclarecer los hechos delictivos.
Es la institución que representa a la sociedad, de modo que si los fiscales no actúan o no investigan, difícilmente se podrá llegar a concretar la anhelada justicia y devolver la paz social a la comunidad.
La justicia, como valor, se perdió en la sociedad. La gente en este siglo XXI se volvió más violenta e irresponsable porque están relegados los valores sociales, como el respeto y la tolerancia.
Este es un fenómeno social que ocurre por la falta de preparación para responder a los desafíos del mundo posmoderno. El otro factor que contribuye a elevar el índice de criminalidad son la extrema pobreza y la falta de educación.
En medio de esta acuciante realidad, por un lado, los políticos pierden su tiempo en prebendas y clientelismo, mientras en otro sector los organismos de seguridad no pueden coordinar planes preventivos y de control para evitar los delitos.
Es el caso que se presenta en varios distritos del departamento de Misiones y, en particular, en San Juan Bautista. Una ciudad tranquila se convirtió en los últimos años en un municipio caótico.
rmontiel@abc.com.py