El infortunio del Paraguay

Se atribuye al escritor Augusto Roa Bastos esta frase: “El infortunio se enamoró del Paraguay”. Cada vez que ocurre algún hecho que nos lastima como nación, viene como anillo al dedo reflexionar sobre el sentido de la sentencia del escritor.

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Cuando hablamos de infortunio, nos referimos a desdichas, desgracias, mala suerte o infelicidad. Suponemos que Roa Bastos, quien conocía tan bien nuestra historia de revoluciones, golpes, guerras y luchas intestinas, finalmente concluyó con esa lapidaria frase.

¿Por qué el infortunio le persigue al Paraguay? ¿Es un destino? ¿Una fuerza sobrenatural? ¿Una maldición? Los supersticiosos podrán creer cualquier cosa, nosotros preferimos ver las partes sociológica, cultural y antropológica, que pueden dar algunas pistas. Y especialmente culpar a la voracidad de algunos políticos de la mayoría de nuestras desgracias.

Somos un país mediterráneo, ubicado en el corazón de América del Sur, “isla rodeada de tierra”. Como dijo también Roa Bastos. Verdaderamente un paraíso, donde los primeros conquistadores habrán quedado subyugados de tanta agua, tanto verde, indígenas hermosas y clima tropical. La Asunción de Salazar y Espinoza, a orillas del río Paraguay y en medio de barrancos, ya cumplió 484 años de su fundación.

De ese mestizaje de españoles e indígenas nacimos los paraguayos y las paraguayas. Una raza de valientes, como siempre nos han considerado. Pasamos por dos guerras. La del 70, la más terrible, que dejó en ruinas nuestro país. Después, la Guerra del Chaco. Revoluciones, dictaduras y golpes. Episodios que costaron sudor, lágrimas y sangre.

Si hablamos de dictaduras, no podemos olvidar las persecuciones, exilios, cárceles, torturas y desapariciones en los más negros años del stronismo. Hace treinta años que se fue el dictador, aunque muchas de las prácticas de entonces siguen tan vigentes.

Siguen vigentes muchas culturas. Sobre todo, como decía un antropólogo: “En el Paraguay, las únicas instituciones que funcionan son: el amiguismo, la parentela y el compadrazgo”. Este sí que es realmente un infortunio, no causado por poderes sobrenaturales, sino por politiqueros baratos que toman al Estado como un botín que se reparte con los allegados. Sin miramientos, han esquilmado durante décadas las arcas del Estado. Llenan las instituciones con familiares, amantes, amigos, compadres y correligionarios, con jugosos sueldos que no se compadecen con la realidad que vive un compatriota que anda a pie.

Las desgracias del Paraguay es tener esta clase de gente ineficiente, corrupta y vendepatrias. Por eso no es rareza ni hecho insólito que de tanto en tanto se nos plantee una situación como la firma del Acta Bilateral del 24 de mayo. Pero no hay mal que por bien no venga. Ese hecho nos hizo replantear muchos temas como la soberanía, el patriotismo, las mentiras y las improvisaciones de nuestras autoridades.

Tenemos que estar alertas todo el tiempo quienes amamos a nuestro país y queremos un futuro mejor para nuestros hijos y nietos. Para eso debemos involucrarnos en los temas políticos y no votar nunca más por políticos ineficientes, corruptos y antipatriotas. Ya que tenerlos en el poder es un infortunio, una verdadera desgracia.

blila.gayoso@hotmail.com

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