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Cuando comenzaron muy pocos creyeron en ellos, pero con perseverancia y tenacidad fueron dejando un legado.
No fue poco lo que enfrentaron, en medio de amenazas, escepticismo y apatía ajena.
Pero allí estuvieron, desafiando incluso al calor, las lluvias, el sueño o las distancias, entregando su tiempo y energía para generar un cambio.
Si hubiese que elegir a un gran protagonista del 2018, sin dudas mi voto es para ellos, los que salieron a las calles para manifestar su repudio y hartazgo a la corrupción política que destruye a las instituciones del país.
Consiguieron echar del Congreso a un diputado y dos senadores, que desafiantes consiguieron su reelección para un nuevo periodo, amparados en la esperanza de que sus casos serían como otros tantos que fueron a parar a las profundidades de la amnesia social.
Bajo el neologismo de escraches, estas manifestaciones ciudadanas de repudio continúan en varios sitios, y todo lleva a pensar que el próximo año serán aún más intensas, más allá del corporativismo político que ha logrado salvar, por ahora, la cabeza de algunos indefendibles.
Salud entonces, por quienes honrando su condición de ciudadanos nos dejaron una gran lección en este año que va terminando.
Y ya hablando del próximo año, naturalmente el mejor deseo, el de tener un país que ofrezca verdaderas oportunidades para todos, con la educación como causa nacional, más allá de las mezquindades y los sectarismos.
Pero permítanme un deseo un poco más específico.
Algo concreto, que tengamos nuevos ministros de la Corte dignos y valientes que no tuerzan el espinazo ante los políticos que quieren seguir sirviéndose del Poder Judicial.
Necesitamos ministros de espíritu independiente, que busquen la satisfacción de coronar con dignidad sus carreras personales.
Es en ese poder del Estado donde se anida el mayor de nuestros problemas, la impunidad.
Ya el proceso de conformación de esta última terna por parte del Consejo de la Magistratura nos deja el agrio sabor de que la politiquería está intentando meter nuevamente las garras para buscar un ministro de la Corte a la medida de algunos.
Será cuestión de exigir que sean designadas personas probadas en su carrera profesional. Está en juego la renovación de la mitad de la Corte Suprema de Justicia, la madre de las batallas ciudadanas.
Y en lo personal, ya saben, lo de todos los años, salud, salud, salud y más salud; que con salud peleamos el resto.
¡Feliz 2019!
guille@abc.com.py