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Sobre las tierras conocidas como Chino Cue, una propiedad ubicada en el departamento de Alto Paraná, se teje un complejo entramado desde hace varios años.
Utilizando documentos de cuestionada originalidad, empresarios brasileños supuestamente adquirieron parte de las tierras de mano de sus dueños originales y firmaron un acuerdo en febrero de 2015 para venderlas al Estado, que ya había expropiado parte de esas tierras. A cambio, el Estado se comprometió a entregar 60.000 hectáreas en el Chaco, que no tenía, o pagar en efectivo casi US$ 14 millones en el plazo de un año.
La complicada historia se comenzó a tejer a finales de 2007, cuando supuestamente una de las propietarias originales entregó un poder –cuya originalidad es cuestionada– para que se procediera con la venta. Era el 10 de diciembre de ese año.
Apenas unos días después, el 27 de diciembre, en Panamá era creada la empresa de portafolios Enya International Inc., que figura como la propietaria de la firma que en Paraguay terminaría adquiriendo parte de las tierras de Chino Cue.
La firma fue inscripta en el registro público panameño por el estudio jurídico Mossack Fonseca, firma que es centro de un escándalo mundial como consecuencia de las investigaciones internacionales conocidas como “Panamá Papers” y encabezadas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
Si bien los primeros directores de Enya International eran funcionarios de Mossack Fonseca, los verdaderos propietarios eran José Marcos Sarabia, Paulo Sergio Sarabia, Antonio Ivar Sarabia y Sebastião Sarabia Filho, quienes también forman parte de Agrofértil, involucrada en el 2013 en un fallido negociado con tierras del Indi, que incluso acabó con la salida del entonces titular, Rubén Quesnel.
Los encargados de realizar la gestión para la compra de la empresa de portafolios fueron funcionarios de la firma TMF Uruguay, un estudio jurídico asentado en Montevideo.
Las idas y vueltas
Unos meses después de la creación de la empresa de portafolios asentada en Panamá, en marzo de 2008, se fundaba en Paraguay la firma Tierra de Negocios SA, que pasaría a ser propiedad de Enya International algún tiempo después.
Llamativamente, en esa misma época comienza una serie de ventas de partes de Chino Cue que ya habían sido expropiadas por el Estado y debían ser destinadas a la reforma agraria.
Supuestamente, los dueños originales vendieron las partes que les correspondían a varias personas, entre las que figuraban funcionarios de la firma Agrofértil, también propiedad de los hermanos Sarabia. Tiempo después de haber adquirido las tierras, los funcionarios de Agrofértil vendían las mismas a Tierra de Negocios, firma que era manejada por Enya International, también propiedad de los Sarabia.
Otra en Islas Vírgenes
Documentos a los que tuvo acceso ABC Color revelan que Enya International Inc. no es la única empresa de portafolios creada por Mossack Fonseca y vinculada a los Sarabia. Ya a principios de los 2000 habían comprado otra, denominada Almond Coast, que establecieron en las Islas Vírgenes Británicas (BVI, por sus siglas en inglés).
En 2009, representantes de los Sarabia solicitaron que la firma fuera redomiciliada en Panamá.
El año pasado, mientras eran centro de varias publicaciones de ABC Color, solicitaron un nuevo cambio del domicilio de la firma. Dunette Rettally, funcionaria de Mossack Fonseca, les ofreció la posibilidad de mover a la firma hasta Nueva Zelanda, Holanda, Costa Rica o Bahamas, eligiendo los Sarabia el país europeo como nuevo destino.
Preguntas sobre caso
Luego de que publicaciones periodísticas de ABC Color revelaran el negociado que se pretendía realizar con las tierras de Chino Cue, los representantes legales de los Sarabia fueron cuestionados sobre la situación y trataron de minimizar la cuestión.
“Para entender el proceso hay que entender que ese Diario está contra el actual gobierno y los ataques a la operativa tienen por objetivo atacar el gobierno y el Presidente (sic)”, respondió un funcionario de Agrofértil.
Intentamos hablar en estos días con el abogado de los Sarabia, pero no contestó nuestras varias llamadas.