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Incluso, varios de los jóvenes estudiantes de la carrera policial ayudaron a las madres con bebés, cargando a los niños en tramos difíciles. Igual tarea cumplieron los soldados de las Fuerzas Armadas.
Ante los cientos de desmayos que se registraron, los agentes también actuaron de camilleros, además de compartir agua con los peregrinos.
Un total de 1.500 uniformados, entre policías y militares, fueron destinados para la seguridad dentro del predio.