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Desde allí llegó María Álvarez (46) quien recordó que desde pequeña siempre venía con sus padres hasta la villa serrana, pero ahora que ya no están lo hace con amigos.
Este año, su presencia tiene un sentido muy especial y mucha carga de afecto porque vino a agradecer a la Virgen por haber salvado la vida de su hermano, quien había caído muy enfermo y ahora está curado. “No podía caminar más. Tenía el síndrome de Guillain-Barré que es una afección neurológica. Todos los días yo rezaba a las 3 de la tarde para pedir por su recuperación, hasta que a los tres meses volvió a caminar”, comentó emocionada.