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“El recorrido itinerante de esta reliquia comenzó hace tres meses en Guatemala y el último país, antes de regresar al Vaticano, es Paraguay”, dijo la religiosa Emma Rueda, de la congregación que la custodia, las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. La fundadora Adela Galindo, depositaria del relicario, no pudo asistir por razones de salud.
El cofre tiene forma de evangelio y lleva incrustada una ampolla con la sangre líquida de San Juan Pablo II, fallecido en 2005, la cual se extrajo en sus últimos días de vida: “El relicario representa lo que pasó en el momento de las exequias de San Juan Pablo II cuando estaba el féretro en el piso y el evangeliario cerrado bien puesto, sopla una brisa y se abren las hojas hasta que se cierra”.
El párroco Gilberto Penayo aclamó: “Juan Pablo II vuelve a Encarnación a través de su reliquia, él mismo, es su sangre la que está entre nosotros, nos vivifica y nos reanima a seguir en la fe”.
Gran cantidad de fieles acudió a la explanada de la Catedral, observando cómo los miembros de la organización Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, con sede en Miami, trasladaban el relicario hasta un altar.
“Juan Pablo II, te quiere todo el mundo”, gritaron los asistentes. Hoy podrá ser visitado en la Catedral hasta las 19:00 en que irá a Ciudad del Este.