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CAACUPÉ (Magdalena Benítez y Fernando Romero, enviados especiales). En una homilía pronunciada totalmente en idioma guaraní, el presbítero Albero Luna resaltó la movilización de estudiantes de secundaria para exigir más presupuesto para educación para mejorar la enseñanza, la infraestructura, almuerzo y merienda escolar, así como boleto estudiantil y capacitación de docentes. También de los universitarios, que hicieron una revolución contra el mal manejo de los recursos de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) con la consigna #UNAnotecalles.
Con la medida de presión lograron la destitución de numerosos corruptos de la casa de altos estudios, destacó el presbítero Luna.
En ese contexto, el religioso expresó que los jóvenes le tomaron la palabra al papa Francisco, que les instó a hacer un lío organizado para conseguir el objetivo. “Nos demostraron que podemos cambiar y rectificar rumbos en nuestro país”, enfatizó.
En otro momento, lamentó tantas desigualdades entre los paraguayos; un gran sector vive en la extrema pobreza, mientras otro, que es minoría, acumula más y más riqueza.
Paraguay tiene la fama de ser mayor exportador de granos y de carne y eso significa divisas para nuestro país. Sin embargo, no pagan impuestos justos que puedan ser distribuidos entre los menos favorecidos, destinar a la salud y la educación.
Cambiar esta realidad depende de las instituciones del Estado, sostuvo. Si no se empieza a hacer ahora, esa desigualdad social empeorará aún más, advirtió.
Se unió al clamor de los obispos del Paraguay para que ya no se los vote a los ladrones, que se les otorgue el voto castigo sin importar de qué partido sean. En ese contexto, resaltó que en las elecciones municipales mucha gente demostró que ya sabe elegir al dar su voto a los más confiables.
Instó a los intendentes y concejales electos a que trabajen por el bien común y que demuestren capacidad. Pidió que no den oportunidad a que usemos la frase que utilizó el papa Francisco en el encuentro con organizaciones sociales en el León Coundou: “¡Pero qué mentiroso que sos!”.
Exhortó a la ciudadanía a estar vigilantes y atentos al proceder de las autoridades electas.
También pidió elegir autoridades nacionales que trabajen por los intereses nacionales y desechar a aquellos que solo se dedican a acumular riquezas particulares. En ese contexto invitó a eliminar la narcopolítica.
Clamor por la paz
El padre Luna dijo que junto a la Virgen llegan familiares de miembros del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), de la Agrupación Campesina Armada (ACA), de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y todos tienen un clamor común por la paz.
“Piden paz, que terminen los secuestros, los enfrentamientos y los asesinatos. Como cristianos no podemos alegrarnos por la muerte de compatriotas, sean del EPP, ACA, narcos, policías, civiles, de la FTC. No nos puede alegrar la muerte de nadie; debemos lamentar la desgracia del prójimo y procurar salir del estado de tanta violencia y confusión. Los asesinatos y todo tipo de violencia nos destruyen como país”, concluyó en este pasaje de su prédica.
CAACUPÉ POTY
Lamentable fue el trato que dieron los organizadores de la festividad de Caacupé a la prensa. Prepararon un maldito gallinero al que no se podía acceder de la gente.
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Por años, los trabajadores de la prensa se instalaron a un costado del presbiterio, detrás de algunos políticos oportunistas que aprovechaban la festividad para mostrarse. Este año, el mandamás del obispado decidió lanzar su furia contra los trabajadores de prensa y los alejó de su vista.
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Ayer varios de los periodistas prefirieron grabar la homilía en la sala de prensa de la basílica, porque que en el gallinero no instalaron parlantes.
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La jerarquía de Caacupé parece que no valora a la prensa y cree que los periodistas le sacan protagonismo y no es así; los periodistas trabajan para que la información llegue al público. Si alguien se luce, son los organizadores.
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Pero como aquella canción que dice “cambia todo cambia” es de esperar que el nuevo pastor ni se acuerde de estas restricciones e instaure un nuevo método de trabajo y que se valore el esfuerzo de los periodistas, que cada 7 y 8 de diciembre ni cierran los ojos para que no se les pase la información.
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Una de las argumentaciones de los sacerdotes es que el presbiterio debe ser ocupado por ellos. En Caacupé, y más aún bajo el manto de la Virgen, entran muchos y no se justifica la marginación.