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–¿Qué es el índice de progreso social?
–Es una manera de medir el desempeño de la sociedad basado exclusivamente en indicadores sociales y ambientales, ninguno de índole económica. Está diseñado no para reemplazar al PIB sino para complementarlo y ayudar a entender realmente qué es el crecimiento inclusivo, cuál tipo de crecimiento conduce al desarrollo y cuál no.
–Siempre se dice que el crecimiento del PIB no siempre refleja el crecimiento de la gente.
–Claro, la economía puede crecer 20 puntos y el país no avanza en progreso social. El PIB mide acciones económicas; si un país produce más o produce menos. El índice de progreso social mide cómo está la población en educación, en salud, específicamente si hay más o menos hospitales, si tienen capacidad para recibir pacientes, si cada población tiene agua potable o no tiene, si los jóvenes pueden acceder a la universidad o si la pobreza los excluye. La medición permite implementar políticas de superación. Por ejemplo, se asigna un puntaje de bueno a deficiente para que se sepa dónde enfocar el esfuerzo. Paraguay integra su plan nacional de desarrollo 2030 con el índice de progreso social (IPS)
–¿Quién hace la medición?
––El IPS es elaborado por el Social Progress Imperative, una organización mundial de ONG y grandes empresas reconocidas en el mundo que colaboran en este campo.
–¿Qué muestran los datos sobre Paraguay?
–El índice es bastante bueno. Paraguay está en el lugar 60 sobre 128 países. Hay países latinoamericanos a los que les va mejor como Costa Rica, Argentina, Chile. A otros como El Salvador, Honduras y otros más les está yendo peor. Paraguay está en el medio.
–En los índices de competitividad del Foro Económico Mundial (WWF) en educación y salud, Paraguay está en el lugar 140. ¿Por qué tanta diferencia?
–Esa es otro tipo de medición. Es otro índice. Este índice no mide percepción como sería el índice de Transparencia (Internacional) que pregunta por ejemplo: “¿Usted cree que en Paraguay hay corrupción?”. Este índice de progreso social mide datos duros. Mide realidades. Quiere decir que en datos duros estamos en el nivel 60 sobre 128 países. Estamos a la mitad.
–Hay mucha controversia sobre si estamos bien o estamos mal.
–Desde 2014 hemos visto mejoras cuando se comenzó a medir el índice de progreso social. Paraguay ha mostrado un desempeño muy bueno especialmente en el área de tolerancia e inclusión, algo que suele ser complicado en cuanto a progreso social. Paraguay tiene mucho todavía para mejorar, por ejemplo en vivienda y electrificación. El costo de la vivienda es alto y el sistema eléctrico no alcanza todavía a toda la población.
– ¿Cómo ve las perspectivas para reducir la pobreza?
–Hay una relación muy fuerte entre el aumento del índice de progreso social y un descenso en las tasas de pobreza. Entonces, si Paraguay sigue creciendo en este nivel, desde el índice de progreso social se espera que también seguirá bajando en cuanto a nivel de pobreza.
–¿Cuál es la relación del crecimiento del PIB con este índice de medición? Por ejemplo, el PIB de Paraguay va a ser 4,2%.
–Podemos decir que hay una relación muy fuerte entre progreso económico y el progreso social. Pero depende mucho de cómo Paraguay traduce ese crecimiento económico al crecimiento social. Es una muy buena pregunta a la que espero tener una mejor respuesta en algunos años, porque cuando hagamos un cálculo sobre un período más extenso de este índice podremos tener mejores proyecciones sobre cómo el crecimiento económico y combinado con las políticas adecuadas se traduce en progreso social para el país.
–¿Por qué los porcentajes de reducción de la pobreza son muy bajos, en general?
–La verdad es que un enorme progreso es posible. Desde el 2000 hemos visto progresos enormes en áreas muy puntuales como en tasas de mortalidad infantil, tasas de mortalidad materna. Los niveles han superado las metas de desarrollo del milenio. Siempre vamos a querer ir más rápido y llegar más rápido a la reducción de la pobreza. Tenemos que priorizar las políticas sobre la materia para llegar más rápido a la eliminación de la pobreza. Este índice de medición es una buena manera.
–¿Desde cuándo se usa esta forma de medición del progreso social?
–Desde la “Primavera Árabe” (las revoluciones en Egipto, Libia y Túnez). En Túnez, el Banco Mundial y otros organismos financieros internacionales hablaban de una historia de éxito económico. Sin embargo, llegó la Primavera Árabe y hubo un levantamiento popular inmenso. Había una contradicción ahí entre lo que se decía –que era un caso de éxito– y el sentimiento de la gente. Entonces, eso fue como una de las semillas que hicieron que se mida algo distinto. Algo se estaba midiendo mal. El sentimiento de la gente no coincidía con la realidad económica.
–¿Por qué cree que siempre tienen que llegar grandes revoluciones, grandes catástrofes para redistribuir mejor la riqueza?
–La experiencia real con datos y ejemplos nos dice que una inversión sostenida en programas correctos puede causar gran impacto en la lucha contra la pobreza.
Hay como dos mundos: uno en desarrollo con muchas oportunidades de crecimiento rápido y de progreso social. Por otro lado, en el mundo desarrollado tenemos todavía como una resaca, como unos efectos negativos de la crisis financiera de 2008. El mundo desarrollado también se encuentra enfrentando desafíos a partir de las políticas de adaptación al cambio climático. También están descubriendo que la prosperidad tiene sus propios pecados como la obesidad. En los países desarrollados hay problemas muy complejos que resolver para que el progreso social pueda seguir avanzando.
–¿Dónde Paraguay tiene que insistir para reducir la pobreza?
–Hay una dimensión completa de nuestro índice que se llama “necesidades humanas básicas”. Son categorías sencillas, básicas del progreso social que se pueden mejorar. Por ejemplo, nutrición, saneamiento y vivienda, son áreas en las que Paraguay debería poder progresar con base en su crecimiento económico reciente. Al final, el Gobierno tiene que establecer su agenda dónde enfocar sus prioridades.
–¿Se puede sustraer la agenda económica y social de la inestabilidad política?
–De 30 años a esta parte, en América Latina los pueblos se han jugado por la defensa de sus derechos y libertades. Los gobiernos que emergieron se enfocaron más desde entonces en reducir la pobreza. Yo creo que se ha conseguido un crecimiento más inclusivo. No es suficiente porque vemos que igual sigue habiendo mucha pobreza, pero es importante también reconocer el éxito alcanzado. En el caso paraguayo, vale la pena remarcar que los responsables del área han decidido presentar un índice nacional por cada departamento. Es más específico todavía a la hora de identificar donde están las necesidades reales de la población para emprender acciones más rápidas para la lucha contra la pobreza.
(holazar@abc.com.py)