Cargando...
CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Con el lema “Misericordiosos como el padre” se inició ayer el octavario a la Virgen de los Milagros de Caacupé en la Basílica. Hasta hace tres años esta celebración tenía un matiz local, pero adquirió relevancia nacional tras la habilitación de la iglesia dedicada a la Natividad de María, cuyo día festejan los caacupeños cada 8 de setiembre.
Las celebraciones litúrgicas se realizan todos los días a las 19:00 en la Basílica y los predicadores son párrocos invitados de las diferentes localidades de Cordillera.
La misa de ayer fue celebrada por el presbítero Eugenio Marín, párroco de Eusebio Ayala. Esta noche el celebrante designado es el padre Adriano Ávalos, titular de la parroquia Virgen del Rosario, de Itacurubí de la Cordillera.
La celebración principal está prevista para el martes 15 de diciembre a las 07:00 y será presidida por el obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Claudio Giménez.
La procesión de la imagen de la Virgen Peregrina por las calles en los alrededores de la Basílica se realizará a partir de las 08:00.
Misericordia
Al igual que el novenario, los guiones de la homilía se basan en el tema de la misericordia. Tienen relación con el año santo y el Jubileo de la Misericordia, que se inició el 8 de diciembre con la apertura de la puerta santa y que concluirá el 20 de noviembre de 2016.
El obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Claudio Giménez, durante la presentación del programa del novenario, manifestó que “la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia Católica”.
Explicó que las obras de misericordia corporales y espirituales serán un modo para despertar nuestra consciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza. También para entrar más en el corazón del Evangelio en el que los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.
Monseñor Claudio Giménez señaló que la llamada de la misericordia también es para todas las personas promotoras o cómplices de la corrupción, a la que se refirió como una “llaga putrefacta de la sociedad”.