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La celebración litúrgica estuvo presidida por el cardenal Angelo Amato, quien hizo llegar al pueblo paraguayo los efusivos saludos del papa Francisco al dar inicio a su homilía cargada de emotividad. “El Santo Padre les recuerda siempre con cariño y hace llegar su bendición”, dijo, a lo que el público correspondió con algarabía.
Luego de una previa de dos horas y media comenzó el acto central a las 16:30 con la presencia del celebrante que anunció el “día de júbilo” que representa la beatificación de María Felicia de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga.
Mons. Edmundo Valenzuela hizo la solicitud de rigor al Papa y la respuesta la dio su enviado leyendo la Carta Apostólica en latín. En ese momento, se fue desplazando el velo que cubría el rostro de la futura santa paraguaya. La ovación del público retumbó en todo el barrio Obrero, lugar donde Chiquitunga realizó una intensa actividad caritativa a favor de los pobres y desamparados. La gente iluminó con sus celulares y agitó pañuelos blancos y banderas.
El purpurado recordó que Juan Pablo II hizo en 1988 la canonización del primer santo paraguayo, San Roque González y compañeros mártires, y con esta beatificación la Iglesia presenta la primera mujer que va hacia la santidad y que está encarnada en una joven entusiasta que desde niña mostró sus cualidades de hacer el bien a los demás.
Destacó varios pasajes de su vida admirables porque prefería emplear los domingos para visitar a los enfermos en el Hospital de Clínicas y ofreció sus sufrimientos por las vocaciones sacerdotales y exhortaba a los religiosos a ser santos. Incluso, dijo que muchos testigos no dudaron en compararla con la Madre Teresa de Calcuta.
En varios momentos, el público lo aplaudía y gritaba con todo fervor como cuando citaba frases como: “Todo su espíritu está lleno de bondad”, “es una biblioteca de generosidad”, “era un auténtico ángel benefactor” y que prefería las ocupaciones de los humildes y siempre demostró “opción por los pobres”.
Más adelante dijo que en el 2015 el papa Francisco exhortó a vivir las bienaventuranzas y ahora pareciera seguir su mensaje con la beatificación de Chiquitunga para inspirar a la juventud paraguaya a que esté dispuesta a servir al prójimo.
Las hermanas Carmelitas, orden a la que perteneció Chiquitunga, tuvieron activa participación en el proceso y recibieron, junto con el postulador Romano Gambalunga sendas copias de la bula papal.
El padre Óscar González, coordinador de la Comisión Central de Beatificación, invitó a los fieles a orar por la próxima canonización, siguiente paso para declararla santa, tras la comprobación de otro milagro.
El acto, que convirtió un estadio en un “gran templo de alabanza a Dios” como lo dijo Mons. Valenzuela, concluyó hacia las 19:00 y se cerró con la procesión de regreso de la reliquia hasta el convento.