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El pastor dijo también que los cristianos deben ser colaboradores incansables por el bien común, por la causa de los desheredados e indigentes. Agregó que igualmente deben ser cirineos, ayudando a cargar la cruz de los demás, asistentes, promotores y sanadores de los que han caído heridos y enfermos por el camino; transparente en sus gestiones familiares, laborales y comunitarias y dispuestos siempre a compartir con los demás los bienes materiales, humanos y espirituales que el Señor ha regalado.
“Los cristianos nos sentimos deudores unos de otros, porque sirviendo a los demás, especialmente a los más pequeños, servimos al Señor. No tengas miedo, el Señor ha resucitado, la vida ha vencido al pecado y a la muerte”, sostuvo.
Martínez indicó que con la resurrección del Señor, todos somos encaminados hacia la luz y la vida verdadera, hacia la montaña santa, de su presencia.
Así también, sostuvo que la noticia de la resurrección de Jesús se difundió y su mandato fue ir a Galilea; las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: “Que vayan a Galilea; allí me verán”, indicó parafraseando palabras de Jesús.
El obispo invitó a preguntarse cuál es nuestra Galilea. ¿He malgastado mi vida yendo por otras direcciones? Agregó que caminar a contramano a Galilea es cerrar los ojos a la luz y el corazón a la vida nueva a la que el Señor llama y caminar por senderos de destrucción y muerte.
Lamentó la intolerancia religiosa que mata a cristianos y los asesinan, por ser cristianos.