La religión guaraní, con su palabra sagrada, es estrictamente espiritual

Aguantó la imposición del cristianismo y soportó persecuciones, pero aun así, continúa vigente en pequeñas comunidades del interior paraguayo. Es la religión guaraní, que prioriza la espiritualidad a cualquier otra cosa. Una filosofía que pone el acento en el amor al prójimo y una relación armónica con la naturaleza, además de tener a la palabra como sagrada.

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Según el Censo de Indígenas del 2012, hay 112.000 personas de 17 grupos étnicos. La guaraní sigue siendo mayoritaria. Y aunque una gran parte practique el cristianismo, algunas comunidades mantienen sus creencias ancestrales.

La religión guaraní se podría resumir en tres mandamientos: la palabra es sagrada, el amor al prójimo y el himno al padre. Hoy sus creencias se siguen trasmitiendo en Alto Paraná, Itapúa, Guairá y Amambay, principalmente. No tienen ídolos ni grandes templos, pero sí rituales claves.

Para el profesor David Galeano, director del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní y docente en la Universidad Nacional de Asunción, hay que dejar en claro que los guaraníes, junto a otras etnias, tienen creencias diferentes a las cristianas.

Galeano recordó que en 1929, la obra Ñande Ypykuéra (Nuestros antepasados), del poeta Narciso R. Colmán, se divulgó como historia casi oficial de la religión guaraní, cuando en realidad el mismo autor aclaró que se trataba de una obra ficticia. Según Galeano, miembros de las comunidades guaraníes de varias localidades del país no conocen los mitos conocidos por los paraguayos, porque no condice con su realidad.

“Se utilizó una obra poética como historia de los guaraníes. Lo cierto es que el que realmente estudió la cultura guaraní en el siglo XX fue el antropólogo León Cadogan”, indicó. Ni Tupã ni Arasy ni los siete hijos de Taú y Keraná forman parte de la cultura guaraní, sino que fueron inventados por Rosicrán, según Galeano.

Cadogan, que investigó los Mbya Guaraní del Guairá, recién pudo estudiar a las parcialidades rigurosamente luego de haber recibido un nombre.

“Allí le facilitaron informantes. ‘En medio de las tinieblas originarias, antes de tenerse conocimiento de las cosas’, apareció “nuestro padre” (Ñande Ru papa tenonde, el último de todos, pero el primero) como un colibrí, (ave sagrada) que dejaba rastros de claridad por donde pasaba. Luego aparece la lechuza y deja rastros de oscuridad, es la noche. El colibrí asume la forma humana y crea el fundamento del lenguaje humano”, dijo Galeano.

Lo primero, antes del Universo, antes de cualquier creación, existió la palabra, que es sagrada, según los guaraníes.

“La palabra es dios para los guaraníes. Cuando nosotros decimos algo, a través de la boca sale dios en pequeñas porciones. Solemos insultar a los demás calificándolos de indios cuando no hablan, pero el guaraní no habla cuando no tiene algo que decir, porque la palabra es sagrada”, expresó.

Según relató Galeano, el que habla se convierte en un Ñe’engatú, que para nosotros es un hablador o charlatán, pero que significa hablar perfectamente entre los guaraníes.

“Cuando hablan, tienen que decir la verdad. No pueden mentir. El indígena observa y habla de lo que hay. Cuando él habla, él es o existe. Ellos siempre respetaron la palabra. Luego creen en el amor al prójimo y en un himno sagrado”, agregó.

Los genios tutelares

Entre los guaraníes, los genios tutelares o jarýi, son los guardianes de la naturaleza o póra. Todo se tiene que usar de manera correcta. Si hay excesos, como tumbar varios árboles en vez de uno, los jarýi aparecen en forma monstruosa para asustar y hasta matar a los infractores.

Es un sistema de freno para cuidar la naturaleza, todo debe estar en equilibrio.

equintana@abc.com.py

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