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Fue para hacer el recorrido desde la sede del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu de Reducto, San Lorenzo, hasta Kurusu Peregrino, en el kilómetro 48 de la Ruta II. Desde donde siguió un trayecto de casi seis kilómetros hasta la Basílica de Caacupé.
El Peugeot 405 que estuvo a las órdenes de Juan Pablo ll fue encomendado al señor Antonio L. Pecci Saavedra, quien puso a disposición seis vehículos de las mismas características, pero finalmente solo uno fue utilizado por el entonces ilustre visitante de nuestro país.
El conductor de Juan Pablo fue Antonio Pecci Miltos, el empresario recientemente fallecido, y su hermano Jorge Pecci se encargó de abrir paso al papamóvil en el recorrido de hace 27 años.
Jorge Pecci Miltos, emocionado, recordó la experiencia y con tristeza reveló la ilusión de su hermano recientemente fallecido de ver al papa Francisco usar el mismo móvil que utilizó Juan Pablo II. Puso en condiciones el Peugeot 405 blanco precisamente con la esperanza que sea reutilizado por el actual mensajero de Cristo.
El día 11 del calendario marca muchas fechas emotivas para la familia Pecci, pues el 11 de abril pasado falleció Antonio Pecci Miltos, empresario de la firma que representa en nuestro país la referida marca de autos. Coincidentemente ayer 11 de julio volvió a andar el auto papal y el 11 de enero del 2010 dejó de existir Antonio L. Pecci Saavedra, padre de Antonio y Jorge.
Luego de servir a Juan Pablo II, el móvil fue guardado con pocos kilómetros de uso.