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La más seria revelación es que la Senad nunca avisó a la Fiscalía que su investigado fue seguido hasta Mburuvicha Róga. Silvio Amarilla, agente de élite de la Secretaría Nacional Antidrogas, habría encabezado la operación, pero se le “escapó” el “pequeño detalle” de informar a la Fiscalía. El fiscal Marcelo Pecci está fuera del país, pero sus mismos superiores confirman que nadie les avisó.
A partir de estas revelaciones, un caso que debió ser judicial vinculado a la supuesta comisión de un delito tiene un serio componente político vinculado al mismísimo Presidente de la República. ¿Puede Cartes decir que no sabía que en su sala de reuniones se reunía con su asesor un acusado de lavado de dinero vinculado al narcotráfico y condenado por el Brasil? Su propio titular Antidrogas dice que le avisaron al Presidente, y que hasta le pidieron permiso para apresarlo.
¿Lo hubieran apresado igual?
Si al mediodía del viernes pasado hubiera existido acuerdo político, entre “Bachi” Núñez y el entorno de “Chicharõ” Sánchez Garcete, ¿lo hubieran detenido igual esa noche los agentes antidrogas? ¿O lo detuvieron porque no pudo acordarse el pacto político? “Bachi” Nuñez no respondió nuestros llamados.
¿Por qué si “Chicharõ” estaba prófugo, y lo venían siguiendo desde el 11 de mayo pasado, no lo detuvieron ya el jueves, cuando Sánchez aterrizó en el Silvio Pettirossi ante los agentes de control –entre ellos la misma Senad–? Irónicamente, mañana la ANR intentará desmarcarse de “Chicharõ” tratando su expulsión del partido. Mientras, los colorados siguen como principales detractores de la necesidad de transparentar financiamientos en campañas electorales.