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“Queremos que el Papa bendiga la ciudad y a los jóvenes para que se alejen de los vicios, de la prostitución; que no haya más niñas embarazadas en Ciudad del Este”, dijo.
Alberga la ilusión de ver desde muy cerca al Santo Padre, puesto que ella trabaja con el padre jesuita Felipe Velilla, el famoso pa’i Coco, quien había vivido en la casa de Mons. Jorge Bergoglio en Buenos Aires, por lo que le guarda un especial cariño.
Máximo Ruiz (24), quien les acompaña, dice que se tomarán fotografías con el Papa como recuerdo de esta histórica visita, para la cual la larga espera nunca cansa.
Recostado contra un árbol y el bastón en descanso, Francisco Brítez (61) también se prepara para la llegada de su “tocayo”, cuyas oraciones espera le traiga el milagro de la sanación. Dijo haber tenido dos operaciones y tiene un problema de la vista, pero ello no es obstáculo para venir de Encarnación y sumarse a la fiesta.