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CIUDAD DEL ESTE (Mariana Ladaga, de nuestra redacción regional). Alejandro Anisimoff (75) y su esposa Angelina Sanabria de Anisimoff (62) subieron a la planta alta de su casa y se disponían a acostarse, cuando a las 23:30 del domingo escucharon ruidos provenientes del patio, hasta que el techo de su casa se rompió y después estallaron el oratorio, el quincho y la sala.
La pareja se guareció debajo de la cama, mientras los delincuentes iniciaban el ataque a la sede de Prosegur, situada frente a la vivienda.
Disparos en ráfagas de fusiles antiaéreos y explosiones continuas rompieron el silencio de la noche esteña a las 00:20 de ayer en adelante, convirtiendo a un sector importante de la ciudad en una zona de guerra.
“Tomada” la ciudad por los malvivientes, temblorosos policías paraban los vehículos particulares que circulaban, mientras en el frente sus camaradas, en su mayoría a cuerpo gentil y sin chalecos antibalas, se enfrentaban a tiros con los delincuentes. Los uniformados tenían como máximo 15 fusiles Galil y en torno a 150 municiones de guerra, que se acabaron en menos de 20 minutos, para luego arremeter con pistolas y revólveres con los cuales era imposible competir con las potentes armas de los asaltantes.
La Policía Nacional no tuvo la capacidad ni de romper el cerco de los asaltantes para intentar llegar a Prosegur ni de repeler el ataque e impedir la fuga que los malvivientes, ya con el dinero que buscaban, emprendieron la fuga a tiros a las 03:00, hasta ganar la supercarretera Mariscal López y tomar rumbo hacia Hernandarias, no sin antes balear a otro agente. Recién media hora antes habían salido los efectivos de las Fuerzas Armadas para apoyar a la Policía en vanos rastrillajes.