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Explicó que algún obispo puede ser que tenga algún bien material, pero que esa tenencia es personal.
Preguntado cómo se mantiene un obispo, indicó que “la diócesis paga un sueldo, te presta la casa y la abandonas cuando te tras- ladan a otra diócesis; si pasas a retiro, te vas a una casa de reposo y allí se encarga de ti la fundación del clero, que es la que sostiene o paga las intervenciones quirúrgicas e incluso el sepelio”.
En cuanto a los ingresos de su diócesis, explicó que lo maneja el vicario ecónomo que distribuye los fondos. “En nuestro caso, la mayor parte de los fondos van al seminario. Pagamos 500 millones de guaraníes anuales por los seminaristas y esto no nos permite tener otras cosas; siempre estamos en deuda para poder pagar el seminario y tener sacerdotes”, refirió.
Los religiosos (jesuitas, salesianos o verbitas) tienen otra forma de manejo de sus bienes, dijo después.
“En nuestro caso tenemos una administración personal. Es muy difícil tener plata, salvo que tengas una herencia. Los religiosos cuando reciben o ganan plata, por algún servicio, depositan en la comunidad y esta distribuye los bienes para vivir o moverse. Ellos hacen los votos de pobreza. Lo que compran es para la comunidad, no tienen automóvil personal. Cuando se tiene el vehículo, es la comunidad quien decide quién y cómo se usará”, resaltó.
Preguntado si los sacerdotes y obispos hacen voto de pobreza, el pastor villarriqueño expresó que no, pero que deben vivirlo intensamente en la Iglesia.