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Gómez comenta que formamos parte de antiguos territorios que tienen que ver con el origen de la Tierra. Entre Villa Florida y San Juan Bautista, según el experto, tenemos rocas de más de 2.000 millones de años de antigüedad, que además serían las más primitivas de Sudamérica.
“Desde el punto de vista geológico, Paraguay formó parte de varios mares de escala continental. En periodos como el Devónico y el Silúrico, en la era Paleozoica, tuvimos una trasgresión marina de escala continental. El mar entró al continente. Tiene importancia porque se depositó en esa época la roca madre que originó el petróleo de Sudamérica. Todo el petróleo se originó en ese periodo. También se generó otro mar, más joven, como el mar cretácico, en la Cuenca de Pirity y Palmar Largo, en la Argentina, llamado Cuenca del Orán, allí hay una formación llamada Palo Santo, calizas marinas, y en la Argentina se llama Yacorayte, que es petrolífera”, indica Gómez.
El geólogo afirma que una de las condiciones fundamentales para la existencia de petróleo es la existencia de roca madre, que es la matriz minerológica y que las formaciones silúrica-devónicas del Chaco constituyen esa roca madre. “Otra de las condiciones es que exista una roca porosa y permeable, que permita el movimiento de petróleo hacia arriba, o la migración. Por última, una estructura geológica que evite que esa migración siga, que se llama trampa. Todo eso tenemos en las cuencas sedimentarias en el Paraguay. Aquí decimos que el elemento principal es que exista una cuenca sedimentaria. Tenemos varias, la de Paraná que es una muy grande, Chaco Pirity, Carandayty, Curupayty y la de Pdte. Hayes”, sostiene.
Otro evento importante fue la última manifestación marina que se tuvo por estas zonas, que tiene que ver con “el mar chaqueño”. “Es cierto que el Chaco fue un gran mar, en el Silúrico-devónico, hablamos de unos 400 millones de años atrás. Y por el otro, un mar, de hace unos 15 millones de años, que originó la gran planicie del Chaco. Ese mar también es conocido como Mar Entrerriano”, indica. Agrega que alrededor de Asunción se tienen casi 8 conos volcánicos, hoy ya sin actividad.
El magma atravesó unas areniscas que se calentaron y después de un cierto tiempo, se enfriaron y se fracturaron en forma prismática. “Se rompieron como si fueran lápices, vemos como manojos de lápices, unas al lado de otras las rocas en los cerros Koi y Chororí. Se llaman estructuras columnares”, comenta.