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Todos los vuelos de entrada y salida al país cesaron y en el aeropuerto internacional Ben Gurión de Tel Aviv todo fue detenido, al igual que el transporte público, que fue dejando de funcionar de modo gradual hasta quedar el país sin trenes ni autobuses hasta hoy por la noche, cuando termina el día de ayuno y reflexión, informa EFE.
Al atardecer los coches privados también dejaron de circular y las calles, paseos y carreteras se fueron llenando de niños y mayores en bicicletas, patinetas, triciclos y todo tipo de vehículos sin motor.
La televisión y la radio quedaron en silencio y ningún comercio abre sus puertas.
Yom Kipur empieza el viernes al caer el sol y termina el sábado por la noche.
El Yom Kipur, considerado el día más santo y solemne del año, es uno de los “días terribles” (Yamim Noraim, en hebreo), que inician con el Rosh Hashaná (Año Nuevo judío) y los diez días siguientes, llamados del arrepentimiento, que culminan con el Yom Kipur.
“Es uno de mis días favoritos”, dijo Tomer Goren, “porque aunque no soy religioso celebro la tranquilidad y silencio que se respiran este día y lo hacen tan especial”.
Sin embargo, para los efectivos de los servicios de emergencias este día es precisamente uno de los más agitados del año, con múltiples casos que requieren tratamiento médico, la mayoría de ellos fieles que se sienten mal o se deshidratan por el ayuno, niños sin supervisión alrededor de las sinagogas y mujeres embarazadas a punto de dar a luz.
Las fuerzas de seguridad también están en alerta por ser la temporada de fiestas judías un período de mayor riesgo de ataques terroristas.
En octubre de 1973, precisamente durante el Yom Kipur, Egipto y Siria atacaron a Israel, por sorpresa, en una guerra que duró hasta fines de ese mes, cuando se pactó una tregua, con mediación de las Naciones Unidas.