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Febrero todavía tiene gusto a vacaciones, sin embargo, preanuncia que en unas semanas todos volverán a las obligaciones diarias, a ganarse el pan de cada día. Para muchos la rutina es una muerte en vida, pero para otros: “uno tiene en sus manos el color de su día: la rutina o el estallido” (Mario Benedetti). “Las vacaciones imprimen un momento especial en la vida de las personas porque marcan un corte, un relax de las exigencias cotidianas. Todos necesitamos un descanso, una vuelta a reconectarse con sus propias necesidades y deseos; es una oportunidad de disfrutar actividades, vinculaciones que durante el año no podemos hacer –inicia la psicóloga Diana Lesme–. ¿Cómo manejar el regreso a la rutina sin entristecernos o decaer? “La rutina es difícil pero también es importante, en tanto los seres humanos somos apegados a ella, porque nos brindan un elemento significativo para la estabilidad psicosocial, es sentimiento de saber qué uno tiene que hacer cada día. Brinda una cierta seguridad de control sobre la propia vida y de valoración del otro hacia ella. Si las vacaciones fueron descansadas, satisfactorias, se vuelve con más energía”.
–Al contemplar bellos paisajes, solemos prometernos iniciar una vida menos rutinaria. ¿Es en vacaciones un buen momento para estos planteamientos, a veces hasta existenciales?
–Depende del tipo de relación que uno establece consigo mismo. Si es una persona reflexiva, comprometida consigo misma, con su comunidad, con sus afectos, posiblemente sea un buen momento para hacerse preguntas existenciales; al estar más relajado, con menos imposiciones sociales (horarios, coordinaciones, etc.), es probable que uno se sienta mejor para hacer reflexiones personales, que nos harán ver no solamente nuestros logros sino también nuestras fragilidades.
–Nos decía que volver a lo ordinario era importante.
–La rutina es buena en tanto ayude a la organización cotidiana, brinda estabilidad, seguridad y un sentimiento de tener el control sobre la propia vida. Pero cuando una persona o grupo se apega de manera rígida, intransigente e insensible a las rutinas, puede llegar a convertirse en un mecanismo patológico de funcionamiento y dinámica vincular. En nuestra condición de humanos que no estamos predeterminados según un programa, sino que vamos escribiendo nuestra historia día a día, es saludable buscar un sano equilibrio entre la rutina y la capacidad de sorprenderse y encontrar respuestas a los cambios inesperados que la vida misma nos pudiera traer.
–¿Qué podemos hacer para lograr ese equilibrio?
–Dependiendo siempre del tipo de personalidad que uno tiene, los mecanismos habituales de funcionamiento social y personal, deberá encontrar los recursos que le ayuden a dosificar la rutina y la sorpresa de la vida diaria. En general suele ayudar a organizarse:
-Mantener una lista de objetivos a ser logrados en un periodo de tiempo (semana, día, mes, año).
-Hacer cortes de rutina para descansar; pausar para comer tranquilos, para hablar un momento con nuestros seres queridos.
-Delegar responsabilidades en la medida justa y oportuna suele ayudar a compartirlas y a sentirse acompañados en el cumplimiento de objetivos.
-Hacer un acercamiento progresivo a la vuelta de vacaciones, en el sentido de ir metiéndose días antes en la rutina a la hora de dormir, de levantarse a la hora acostumbrada.
–Cuéntenos una anécdota personal.
–Yo encontré hace años satisfacción en hacer un corte importante en la rutina y los compromisos profesionales y laborales el día de mi cumpleaños. Ese día es declarado en mi casa, en lenguaje simbólico “feriado nacional”, y por eso no trabajo, no hago compromisos de ningún tipo, me dedico a ver cómo se plantea el día, además de recibir el saludo y el cariño de la gente que llega a saludar. Es una rutina no programable, ya que lo único claro para mi familia y para mí es que ese día es especial, lo que se haga dependerá de lo que se presente. Hasta ahora cada año fue distinto, todos han sido especialmente buenos. De eso se trata, de incluir rutinas y sorpresas que ayuden a disfrutar la vida.
lperalta@abc.com.py