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SAN JUAN BAUTISTA, Misiones (Rafael Marcial Montiel, corresponsal). El padre Fariña considera como un llamado de Dios la idea del papa Francisco de ordenar sacerdotes a los casados y diáconos permanentes.
Sostuvo que Dios llama a la santidad a todos los hombres, no importan la situación ni la edad ni su estrato social, sean pobres, niños, jóvenes, adultos y también a las familias. Recordó que hay matrimonios santos como San Isidro; San José y Santa María que han conformado la sagrada familia. Añadió que la Iglesia viendo el dinamismo actual del mundo tiene que descubrir los signos de los tiempos para responder a las necesidades evangélicas.
El padre Fariña apuntó que la Iglesia por disciplina pide tener la vocación al celibato, pero eso no significa que se cierren las puertas a otras posibilidades como la ordenación de diáconos casados permanentes.
En ese orden –según dijo– el papa Francisco y los obispos con mucho cuidado y seriedad están dando respuestas a las necesidades de los fieles que requieren de una orientación cristiana y evangélica.
“Hay que tener apertura, con la mente amplia y el corazón abierto a Jesucristo, más aún en esta era posmoderna y ola de las comunicaciones”, dijo Fariña.
En ese sentido manifestó que la ordenación de los casados es una inquietud que llega a la Iglesia, que se debe analizar para resolver. “Creo que el papa Francisco, los obispos y los asesores del Vaticano están estudiando con mucho cuidado para tomar una decisión”, expresó.
El padre Fariña fue seminarista, pero antes de ser ordenado presbítero se casó con Juanita Romero, con quien tuvo una hija, Beatriz Fariña. Una vez formado matrimonio, trabajó como laico en la pastoral de los migrantes en la capital argentina, con el entonces obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco.
Ordenado por Medina
Fariña quedó viudo y fue ordenado diácono por monseñor Mario Melanio Medina, en la catedral de San Juan Bautista, Misiones. “A mí siempre me propusieron para que sea diácono casado porque mi señora era una santa y un ejemplo de mujer. Cuando quedé viudo procuré y encontré respuestas positivas de parte de monseñor Medina, quien realizaba la pastoral migratoria en Buenos Aires”, dijo.
Tras su ordenación diaconal, en noviembre de 2013, el mismo Medina le ordenó sacerdote, en fecha 30 de mayo de 2015, en el Santuario Nuestra Señora de Caacupé en Buenos Aires.
Con Bergoglio
Recordó que trabajó en la pastoral con cinco obispos de Buenos Aires asistiendo a la colectividad paraguaya, “pero ellos dilataron mi ordenación diaconal. Entonces yo vine junto a monseñor Medina, que es mi amigo, y él sí, por su carácter y dinamismo, resolvió ordenarme diácono y luego presbítero”, dijo.
Fariña tuvo experiencia en Buenos Aires, con monseñor Bergoglio, con quien trabajó en la pastoral migratoria. “Bergoglio era obispo auxiliar y después nos hicimos amigos, es un hombre muy sensible”, recordó, al tiempo de señalar que con base en la experiencia pastoral con los compatriotas descubrió la valentía y el heroísmo de la mujer paraguaya.
Trayectoria
El padre Fariña estudió en el seminario Paraná de la Argentina. Luego siguió Teología en el Seminario Mayor de Villa Devoto de Buenos Aires. Se retiró y se casó con Juanita Romero García, quien falleció en el 2013.
Tuvo además el mérito de ser miembro fundador del Equipo de Pastoral Paraguayo de la Argentina (EPPA). Desde esta organización ayudaba a los compatriotas a obtener la radicación y a no perder su identidad.
Hasta ahora el EPPA cada diciembre reúne a los compatriotas para honrar en Buenos Aires a la Virgen de Caacupé.