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Roberto Curis refutó a los vecinos y señaló que son carriteros, quienes llevan y depositan la basura en el predio baldío. Reconoció que anteriormente su padre, Antonio Curis, tenía un desarmadero de vehículos en desuso y que ahora la empresa familiar está pasando a su poder, por lo que procedió a ordenar las piezas dentro de un depósito, porque antes estaban todas diseminadas, y que los restos que aún permanecen a un lado del predio serán vendidos en breve.
Con relación al agua servida arrojada a la vía pública, aseguró que solo se trata de agua de la piscina del hogar familiar.
“Como no contamos con alcantarillado sanitario en esta zona, contratamos a una empresa privada para que nos construya una, pero todavía dependemos del permiso que nos tiene que dar la Essap”, explicó al tiempo de exteriorizar su esperanza de que esta situación pronto se resuelva.