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La muerte de una niña de 14 años que realizaba tareas domésticas en una casa en Vaquería, Caaguazú, se suma a otros ocurridos anteriormente en el país, donde, “pese a los esfuerzos de los organismos estatales y de la sociedad civil, persiste la práctica del criadazgo, en la que niñas, niños y adolescentes (NNA) son explotados laboralmente en casas particulares, en condiciones que les impiden desarrollarse plenamente y disfrutar de su infancia”, afirma la Unicef.
Asimismo, advierte que “el trabajo infantil doméstico es una actividad prohibida en el país. El decreto Nº 4951/05 lo define como ‘trabajo infantil peligroso’, y la Ley N° 5407/2015 ‘Del trabajo doméstico’ prohíbe expresamente que una persona de menos de 18 años sea contratada para estos fines”. Recomienda “establecer normas para eliminar la práctica del criadazgo, incluido el fortalecimiento de las familias de origen para que puedan desempeñar plenamente su rol de crianza”. Recuerda que según la Encuesta Nacional de Actividades de NNA 2011, “46.993 NNA en Paraguay se encuentran en situación de criadazgo, lo que representaba el 2,5% del total de la población infantil del país”.
Advierte que el criadazgo tiene efectos negativos en niñas, niños y adolescentes, “ya que están sometidos a largas jornadas de trabajo, las cuales obligan a que dejen sus estudios, lo que hace que no puedan conseguir mejores ocupaciones en el futuro, impidiendo que superen su situación de pobreza”.
“De acuerdo a un estudio de la organización Luna Nueva, casi el 90% de las adolescentes explotadas sexualmente fue previamente trabajadora infantil doméstica, sometida a maltratos verbales y físicos, además de abuso sexual”, concluye.