Una vida dedicada a las personas con discapacidad en el Albino Luis

Afable, siempre con una sonrisa, dedicada enteramente a las 24 personas con discapacidad que residen en el hogar Albino Luis, seguidora de la obra iniciada por Lidia Barreto de Portillo. Así es Griselda Rojas Abente, quien dirige esta institución hace 14 años, con gran abnegación y entrega solidaria.

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Griselda Rojas Abente conoció el hogar Albino Luis hace 38 años, guiada por el Arq. Jorge Consani, voluntario. “Él me invitó a visitar a los chicos, y desde ese momento cada sábado de tarde compartí con ellos. En definitiva, Dios me trajo acá”, recuerda quien continuó con la dirección de esta institución, cuando doña Lidia Barreto de Portillo, su fundadora, ya no podía hacerlo, por razones de salud.

La recuerda con gran cariño: “Doña Lidia era exigente y reencantadora. Inició el hogar por su hijo, Albino Luis, quien ahora tiene 52 años. Ella buscó tratamientos, cura, y luego ideó su obra para que tanto su hijo como otras personas con secuelas de parálisis cerebral puedan ser integralmente atendidos”.

Griselda asumió la dirección del hogar hace 14 años. “Me quedé y acá estoy feliz de la vida. Nuestra tarea es más recibir amor, que darlo. Cada logro de cada chico es mi alegría inmensa. Ahora irán siete de ellos –de 4 a 12 años– al Centro Educativo Surco de Esperanza”, define.

Acerca de la mujer paraguaya, subraya que es valiente, campeona, llena de coraje. Brinda un mensaje a las familias integradas por una persona con discapacidad: “Ese hijo es un bendecido por Dios, y logrará la unión de la familia. Requerirá trabajo, pero brindará mucho amor; jamás te ofenderá ni te tratará mal. Para él todo será afecto”, subraya.

Hacendosa, Griselda dedica muchas horas al día al hogar, donde trabajan doctores, neurólogos, fisioterapeutas. Ella considera que ha recibido los mejores ejemplos de sus padres, ya fallecidos: Dolores Abente y Aniceto Rojas. Tiene cinco hermanos: Miguel Federico, Teresita, José Luis, Atilio César y Angélica (con quien vive).

Son numerosas las vivencias cotidianas en el hogar.

Ayer culminó con éxito una intervención quirúrgica realizada a “una de nuestras princesitas, de cinco años”. Sufre de microcefalia, y le cambiaron la válvula. “Salió todo muy bien, gracias al neurocirujano Dr. Elio Marín Sanabria, y su equipo. Todos donaron su trabajo, y el Sanatorio Migone cobró el 50%. Antes la nena babeaba mucho, ahora ya no, está hablando superbién, y Dios quiera que muy pronto empiece a caminar”.

La próxima cirugía será el 28 de este mes, gracias a Operación Sonrisa. Una niña de un año será operada de labio fisurado.

Ingresan al hogar niños con secuelas neurológicas, sin familiares, desprotegidos, y abandonados, habitualmente en los hospitales o en el Centro de Adopciones. Acerca de estos abandonos, Griselda piensa “que las mamás o las familias se asustan”.

Recomienda: “Los chicos necesitan mucho cuidado, gran amor, que es la mejor medicina. Digo a las mamás que brinden su afecto incondicional, que no abandonen a esa criatura, dándole su dedicación. Serán retribuidas con inmenso amor”.

cmedina@abc.com.py

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