Cargando...
CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Gabriela González Escalada, Antonia del Valle y Claudio Ocampo, enviados especiales). Llegar hasta la Virgen es la meta. Pero la experiencia no se agota allí. Muchos aprovechan el peregrinaje para detenerse también en Kurusu Pablito, a quien ofrecen promesas y oraciones.
Otros valoran el espíritu gregario, van en grupo y experimentan momentos de compañerismo y de diversión.
El comercio informal también florece con la fiesta mariana. En todo Caacupé y en los caminos hay venta de bebidas, comidas y hasta recuerdos, bisutería e imágenes de la Virgen en diferentes materiales. Las hay de plástico, madera, cerámica y más y pueden llegar a costar quinientos mil guaraníes.
Es tradicional ver niños vestidos con atuendos similares a los de la Virgen, un gesto de agradecimiento por diferentes motivos, principalmente por gozar de salud. Esta vestimenta se puede comprar allí o se prepara antes, como es el caso de María Dulce Belén González (10), según comentó su abuela, Blanca Aguayo.
Y otra actividad favorita después de llegar a la basílica es buscar arroyos cercanos para refrescarse y superar el intenso calor.
Mendigos
Infaltables son los mendigos en las adyacencias del templo. Al respecto, la hermana Felicia Agüero Núñez dijo que este año hubo mejor organización y recibieron más donaciones a través de ofrendas o directamente de la Pastoral Social. Señaló que esto permite dar de comer diariamente a alrededor de 80 mendigos y vendedores ambulantes.