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“De niña era asmática, soñaba con ser doctora para curar esta enfermedad”, inicia la Dra. Medina Insfrán. Los años pasaron y el deseo de convertirse en médica se cumplió con base en estudio, trabajo y vocación. Graciela se recibió en la UNA y se especializó en Brasil (Hospital Sirio-Libanés y Hospital Das Clinicas -San Paulo). Expresidente de la Sociedad Paraguaya de Coloproctología, Miembro Correspondiente de la Sociedad Brasilera de Coloproctología, Miembro titular de la Asociación Latinoamericana de Coloproctología (ALACP) y delegada paraguaya en la ALACP. Ejerce la docencia en universidades paraguayas (UCA, UNA). Decidió seguir cirugía general porque además de diagnosticar las enfermedades, también el trabajo del cirujano forma parte del tratamiento de las patologías quirúrgicas. Eligió la subespecialidad de coloproctología porque trataba enfermedades muy íntimas como las hemorroides y muy graves como el cáncer de colon.
–Hoy los pacientes hablan con más libertad de la coloproctología.
–La coloproctología es una especialidad cada vez más solicitada por la gente, ya que se dan cuenta de la importancia de un diagnóstico precoz y tratamiento eficiente sobre todo atendiendo que en el trabajo de oficina, viajes, etc., la persona pasa sentada gran parte del día, con poco tiempo para realizar actividades físicas y con una alimentación desbalanceada; lo que conlleva a tener padecimientos y síntomas que han aumentado las consultas, como también, lastimosamente, los casos de cáncer de colon.
–¿A qué sexo afecta más y entre qué edades?
–Atiendo tanto a hombres como a mujeres de todas las edades. Me llama la atención la alta incidencia, en los últimos años, de gente universitaria con enfermedades colónicas, como el síndrome de colon irritable. También hay niños que consultan por dolor anal, resultado generalmente de una dieta pobre en fibras y alto consumo de comida chatarra.
–Vivió y ejerció dentro y fuera del país, ¿qué rescata de ambas experiencias?
–En mi época universitaria, éramos más solidarios entre nosotros, había compañerismo, teníamos profesores dedicados a la docencia con tanto cariño que era un placer participar en sus clases. Mi residencia en el extranjero en cambio se basó en la competitividad, en el estudio diario y en el relacionamiento con profesionales de renombre de ese país. De estar en Curitiba con el Dr. Osvaldo Malafaia pasé a Belo Horizonte a realizar la residencia con grandes profesionales como Magela y Zerbini. En el Hospital de Clínicas de São Paulo, me formé con la mujer más renombrada en nuestra especialidad, Angelita Hahr Gama, y en el Hospital Sirio- Libanés con el prestigioso Raúl Cutait. De todos ellos aprendí el arte de la cirugía.
–¿No la tentó quedarse en Brasil?
–Tuve la oportunidad de quedarme a trabajar en Belo Horizonte y en otros centros médicos brasileros de nivel internacional, pero preferí regresar para poder aportar mis conocimientos y además ser un agente multiplicador de la especialidad en la docencia, considerando poner a la patria por encima de mis intereses personales, siguiendo hasta ahora esa premisa con pasión y una dedicación plena.
–¿Qué virtud/defecto encuentra en los médicos paraguayos?
–Tengo la percepción que, en general, a los médicos paraguayos nos falta la concienciación de trabajar en equipo, en cambio para salvar a un paciente nos sobra ingenio y creatividad. El médico paraguayo es muy solidario, sobre todo en el interior del país.
–¿Cómo encuentra la salud de la salud pública?
–Nuestro país ha avanzado mucho y confío plenamente en las personas que están al frente, no escatimarán esfuerzos para mejorarla, generando políticas de Estado que trasciendan los gobiernos. Si la salud pública funciona, el país va a funcionar. Una frase que me representa dice: “Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés” (Theodore Roosevelt).
–¿Quiénes fueron sus primeros referentes en la medicina nacional?
–En mi época de estudiante admiraba a los profesores Miguel Ángel Martínez Yaryes y Juan Olegario Villalba; al profesor Pedro Ruiz Díaz, de quien aprendí a amar las cirugías colónicas y con su sabio consejo seguí la especialidad en un centro de referencia. El Dr. Solalinde, que fue mi jefe durante la residencia en Paraguay y al Dr. Roberto Mura, gran colega y excelente cirujano general.
–¿Qué legado aspira a dejar como profesional paraguaya?
–El legado que pretendo dejar a través de la docencia y la profesión es el trabajo honesto, la superación y el estudio constantes, la concienciación. Así mismo, el haber ayudado a formar especialistas tanto a nivel nacional como extranjero, para que más pronto que tarde podamos ubicar a la coloproctología en el lugar que le corresponde, de tal manera que cada centro médico tenga el soporte tecnológico para los diagnósticos, espacios físicos e infraestructura adaptados como funcionales y con salas de cirugía propias para la especialidad.
Ficha personal
Graciela Medina nació en el IPS (Asunción). Creció en Isla Pucú, Cordillera. Es la mayor de 3 hermanas. No había tradición de médicos en su familia, salvo un tío paterno, el Dr. Felipe Medina García. Su madre era comerciante y su padre, agrónomo. Graciela está casada hace 26 años con el Dr. Jorge Riera Fariña, “tenemos 4 hijos, Luciana nació prematura durante mi residencia en Brasil, falleció a los 10 días. Luego, vienen Alejandra, Leonardo y Luciano”. En el poco tiempo libre que tiene le gusta caminar, leer libros de historia y novelas, aunque su vocación no descansa, “leo sobre la especialidad, me capacito en seminarios y conferencias nacionales e internacionales. Me gusta ayudar a los médicos jóvenes que abrazaron la coloproctología. Los residentes del IPS realizan una pasantía en el Hospital Sirio-Libanés, para completar su formación, desde hace 7 años”. Acerca de armonizar la familia y la profesión, expresa: “Es muy difícil, sin la ayuda de mi esposo no hubiese sido posible llegar donde estoy ahora”. Subraya que aún existe mucho tabú para consultar a una mujer, pero que eso está cambiando gracias a la capacitación y profesionalidad, “nos estamos ganando el respeto no solo de colegas varones sino de pacientes en general”.
Diagnóstico precoz
Hace días se lanzó un programa de prevención del cáncer de colon en el Instituto de Previsión Social, “surgió como un homenaje a la Dra. Aida Notario, quien fue directora del Hospital Central y luchó hasta el final contra este mal”, expresa Medina Insfrán. Agrega que la prevención y el diagnóstico precoz de un cáncer puede marcar la diferencia, realizarse la colonoscopia cuando llegue la edad para tamizaje y dejar la automedicación. “Hay que hablar a la gente en su propio idioma (sin términos médicos) ayudar a perder el temor a ciertos procedimientos para así lograr un diagnóstico precoz. El cáncer de colon actualmente es la tercera causa de muerte en nuestro país”, finaliza.
lperalta@abc.com.py