Una curiosa casa de leyenda

Entrando a 50 metros de la calle por un pasaje interno se llega a una casa con techo de dos aguas y limatón dispuestas en L entre un denso jardín y arboleda. El acceso ocupa el ángulo de la esquina y al entrar al salón principal se nota una poderosa cabriada de madera. En semicírculo se abre un patio sobreelevado fondeado por una balaustrada con arcos romanos que hace de hall a cielo abierto.

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“Un griego me dijo que esta casa tiene la forma de las viviendas de la costa Cantábrica de España”, dice Fernando Hallés (67), quien vive en el lugar. Es veterinario y experto en educación agraria. Su hijo se dedica a la fabricación de muebles de palés y abonos orgánicos.

Cuenta que la casa fue comprada por su abuelo Anselmo Álvarez en 1913 de un señor de apellido Maricevich. Este era un anarquista que financió una revuelta que no prosperó y por tanto el banco le embargó y remató la casa. Antes de que ello pasara él prefirió colgarse en su vivienda.

Hallés está en silla de ruedas desde los cuatro años cuando lo afectó la polio en Chile donde vivía su familia. Entonces, por recomendación médica lo trajeron a Asunción porque el clima era más benigno.

Recuerda que el sector de República de Colombia y Capitán Figari, en torno a la plaza Julio César Franco, era una zona netamente residencial. Solo desde hace más de una década se convirtió en la calle de los muebles. Inicialmente el terreno tenía 4.000 metros cuadrados y lo cruzaba un arroyuelo.

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