Un proyecto de cuando Pilar casi fue borrada del mapa

PILAR (Enviado especial). Tras la crecida de 1983 con la que casi desapareció del mapa la ciudad de Pilar y parte del Ñeembucú quedó anegada, el nivel del agua nunca volvió a bajar lo suficientemente. Esta situación obligó a los productores a plantear un plan de manejo ambiental que fue financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y que cambió la vida de los pobladores.

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El proyecto se denominó Dermasur (Proyecto de Desarrollo Rural y Mejoramiento Ambiental de la Región Sur de Pilar), que trajo progreso en la región.

Para historiar las vivencias, la propiedad de don Ramón Celestino Rojas, de 58 años, está ubicada a 32 kilómetros al este del río Paraguay y 37 km. al sur de Pilar. Pese a la distancia, en 1983 la gran crecida anegó parte de su terreno que posee unas 70 hectáreas.

"Estuvimos muy cerca y casi nos fuimos de aquí. No había más caminos. Quedamos aislados", recuerda. Pero esa no era la única dificultad.

En tiempos de sequía o bonanza siempre vivieron aislados. "Anteriormente teníamos que llevar nuestros productos en carreta hasta Pilar. Nos llevaba dos días y en el camino se pudrían gran cantidad. A caballo nos llevaba 6 horas llegar a Pilar", dice en guaraní con cierto aire de nostalgia.

Eulogio Toledo, de 60 años, corrobora el dato y agrega más sobre las penurias de vivir en los humedales de Ñeembucú. Tras la gran inundación el nivel del agua subió y nunca bajó del todo con lo cual varios caminos quedaron anegados.


EL PROYECTO DERMASUR

Ante esta situación los mismos productores de la zona solicitaron una solución que les permita seguir viviendo en la región.

Así surgió en 1991 el Proyecto de Desarrollo Rural y Mejoramiento Ambiental de la Región Sur de Pilar (Dermasur) financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).

El plan fue aplicado en una zona muy frágil por las características del suelo y el clima mediante la realización de canales y elevación de terraplenes explican los Ing. Faustino Salcedo y Pablo Núñez, responsables del proyecto. El canal principal cruza el departamento a lo largo de 60 kilómetros y desemboca en el río Paraguay. El aporte japonés también incluyó la capacitación y la donación de maquinarias y toda la infraestructura de mantenimiento.

El resultado fue altamente satisfactorio para la zona, pues se crearon nuevas parcelas para la agricultura, se diversificaron los rubros de la economía y se mejoró la producción pecuaria.

El proyecto también ayudó a impulsar actividades más rentables como la formación de centros de acopio de leche, cooperativas y favoreció el surgimiento de la apicultura con la producción de una "miel ecológica" única en el país porque las abejas nutren la miel con el polen extraído de las flores de camalotes.


VOLUNTARIO

El aporte de la JICA para este proyecto ha concluido en el año 2001 y se la ha logrado sustentabilidad mediante el aporte del Ministerio de Agricultura y Ganadería, las municipalidades de los cinco distritos afectados (Isla Ombú, Humaitá, Desmochados, Paso de Patria y General Díaz) y la gobernación de Ñeembucú.

Sin embargo, la asistencia de la Agencia de Cooperación del Japón continúa hasta la actualidad con el envío de un voluntario senior.

Todo esto es lo que mantiene vivo el proyecto que ha cambiado definitivamente la vida de toda la población del sur de Ñeembucú.
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