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Transcurrida la larga Cuaresma, la Semana Santa propiamente dicha arranca el Domingo de Ramos. Desde la víspera, en varios lugares de Asunción –así como todas las ciudades del interior del país– se ofrecen palmas (brotes de pindó) entrelazadas, siemprevivas, ruda y romero para ser bendecidas durante la misa. Luego se llevan a las casas para uso medicinal y espiritual. La tradición se manifestaba en su máximo esplendor en el Mercado 4 y sus alrededores y sigue siendo así hoy día.
Desde antaño se han hecho escuchar voces en contra del exterminio de los brotes lo que deja menos alimentos para las aves. Sin embargo, la tradición sigue fuertemente arraigada.
La preparación del chipá, aunque hoy día en muchas casas se limita a un delivery o encargo a las chiperías, siempre fue una práctica obligada con un ritual que empezaba varias semanas antes con la búsqueda de los ingredientes o su acopio en las mismas casas. Cotizados productos escasean o se guardan celosamente para el Miércoles Santo.
Y, obviamente, no puede pasar desapercibido el éxodo para el reencuentro familiar. La Terminal de Ómnibus de Asunción hasta mediados de los años 80 funcionaba en la calle Constitución y Herrera, al lado del edificio de IPS. Hasta allí llegaban las personas con su carga y a como dé lugar subían a los ómnibus para emprender el viaje como racimos humanos.
Todavía hoy el tráfico es intenso. Han cambiado los medios, pero la tradición sigue conservando su espíritu en estos días santos.