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El grave drama de la inundación mantiene en zozobra a miles de familias. Tras haber perdido gran parte de sus pertenencias, las personas abandonan las zonas anegadas para buscar espacio en tierra firme.
Los refugios en los destacamentos militares, las veredas, las plazas, terrenos públicos y privados, entre otros locales, sirven para que los damnificados sobrevivan el tiempo que dure la inundación.
Las familias deben luchar contra todo tipo de inconvenientes, entre ellos, el problema de la basura. Cientos de kilos de desperdicios se generan en los refugios, donde conviven niños y adultos que están constantemente expuestos a la contaminación y a enfermedades por falta de higiene.
En el barrio Banco San Miguel del Bañado Norte están ubicadas temporalmente más de 1.200 familias que construyeron casas precarias en las veredas de la calle que va hacia el Mbiguá. En las esquinas de estos conglomerados de viviendas se puede observar –en forma casi constante– basura acumulada.
Los damnificados, ante la inacción de la Municipalidad de Asunción, se ven obligados a arrojar los desperdicios en algún lugar para evitar que los desperdicios se acumulen ya que no existen contenedores para depositarlos.
La misma situación se vive en el refugio ubicado a un costado de la avenida Costanera “José Asunción Flores”, en la zona conocida como San Felipe. En este lugar sí hay un contenedor, pero este permanece repleto de basura constantemente y, según los vecinos, los funcionarios de la Comuna tardan en recogerla.
El drama de la inundación trae consigo un serio problema ambiental generado a partir de la basura. Entre los miles de damnificados expuestos a contraer enfermedades están los niños que constituyen la población más vulnerable.