Testigos de Jehová profesan fidelidad a Dios antes que a símbolos

Los Testigos de Jehová consideran que la fidelidad a Dios debe estar por encima de los símbolos y sentimientos patrios. Por esta creencia, sus seguidores no reverencian la bandera ni cantan el Himno Nacional. Tampoco aceptan la transfusión sanguínea porque la Biblia exige ‘‘la abstinencia de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre’’. Sostienen que la fidelidad al Creador es la clave de la salvación.

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La principal misión de los Testigos de Jehová es la proclamación activa de la Palabra de Dios. Esta labor realizan a través de grupos de personas que se distribuyen por los barrios; luego llegan casa por casa para compartir sus conocimientos y obsequiar sus publicaciones.

El nombre de Testigo de Jehová proviene de un pasaje bíblico de Isaías (43,10) que dice: ‘‘Ustedes son mis testigos, dice Jehová’’. Es decir todos los que forman parte del pueblo de Dios deben esmerarse por ser voceros del Creador, de ahí el nombre de este movimiento, indica la profesión de cada miembro.

La confesión religiosa considera que la escritura debe ser guía, norma y dogma de la conducta humana. Su rigurosa interpretación lleva a sus seguidores a asumir posturas radicales sobre modos de convivencias de un país e incluso en el campo de la medicina.

Por ejemplo, si el Estado impone normas que van en contra de la conciencia enseñadas por las escrituras, como saludar la bandera o cantar el Himno Nacional, los testigos se abstienen de practicarlas porque en Exodo 20,4 dice: ‘‘No debes inclinarte ante imágenes, ni ser inducidos a servirlos porque Jehová exige devoción exclusiva’’.

Según Gabriel Romano, vocero del movimiento, estas posturas asumen voluntariamente. ‘‘Respetamos la bandera y el Himno, pero no la saludamos ni la cantamos porque los sentimientos con que se hacen contradicen los principios bíblicos. La devoción (a la bandera) y la fidelidad (a la patria) son sentimientos que pertenecen a Dios’’, remarcó.

A su criterio, eso no significa la negación del Estado. Para ellos ser ciudadanos ejemplares se manifiesta en el respeto a las autoridades, al pago de los impuestos, la obtención de documentos legales y por sobre todo siendo honestos.
Los testigos de Jehová tampoco aceptan las transfusiones sanguíneas. Prefieren tratamientos alternativos en base a fármacos como el lactado de Ringer, dextrán, almidón hidroxietílico, que transportan oxígeno. Hoy incluso ya se cuenta con una máquina de recuperación de sangre.

De acuerdo a Romano, hay una razón bíblica. El libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 15, 28 y 29, habla de la abstinencia de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre. ‘‘Entendemos por abstenerse, no ingerirla ni transfundirla’’, explicó.

Preguntado qué hacen cuando el médico quiere recurrir a la transfusión, indicó que se le indica que por creencia religiosa no acepta y si persiste en su intención se debe cambiar de profesional, o en todo caso, por creencia desconectará de su cuerpo el aparato. Por su convicción considera que una transfusión transmite elementos impuros. La vacunación no tiene reparos.


EN PARAGUAY TIENEN 8.000 PREDICADORES

Este movimiento nació en 1870 con un grupo de estudio de la Biblia promovido por Charles Russel, en Pennsylvania. A partir de ese acontecimiento se expandió en 235 países y territorios. Hoy creen que a nivel mundial son más de 6.400.000 predicadores.

En Paraguay, esta presencia data de 1914 cuando un inmigrante alemán recibió un tratado bíblico y empezó a compartir con sus familiares. Actualmente, estiman que son 8.000 los predicadores activos que difunden la palabra de Dios por todo el país. Están nucleados en 100 congregaciones, distribuidas en casi todos los departamentos.

El movimiento tiene su local a 1.000 metros del kilómetro 17 de la ruta internacional Mcal. López, compañía Yataity, jurisdicción de Capiatá. Los interesados en pertenecer al grupo deben manifestar su fe hacia la Palabra de Dios. A partir de este paso, son orientados por los predicadores. La convicción en Dios es esencial para ingresar a la Iglesia.

Una vez adquiridos los conocimientos bíblicos y las creencias del movimiento, el interesado es bautizado por inmersión total. Luego se capacita para ser misionero.

Preguntado Gabriel Romano cómo solventan la obra, que a la vista presenta una majestuosa infraestructura edilicia, indicó que todas las edificaciones, la impresión de materiales y las misiones se solventan con aportes voluntarios de los seguidores.

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