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Gran tristeza e impotencia sintió el Dr. Florentín Cabrera cuando visitó la tumba de su difunta esposa que falleció hace un año. La encontró saqueada. “Le había colocado una cruz de bronce de igual tamaño que la que tenía nuestro hijo menor que falleció hace 20 años. Se llevaron ambas cruces”, relató el afectado.
No es la única denuncia. Osvaldo Marín, responsable de la Administración del campo santo, explica que hace meses reciben las quejas de los contribuyentes, sin que hasta el momento se pueda hacer nada. Frente a la oficina de la Administración, ubicada dentro del cementerio, detrás de la Iglesia, se hallan fotografías, partes de piezas de floreros y cruces recuperados, que dejaron olvidados los saqueadores.
“Se llevan todas las cruces, placas, letras y floreros de bronce y niquelados. Nos acusaron a nosotros por estos saqueos, sin pruebas, y por ello nos restringieron el acceso por la tarde. Ahora solo podemos quedarnos los fines de semana o feriados hasta el medio día. Esta situación nos perjudica bastante porque no tenemos salarios, solo podemos trabajar si estamos aquí esperando algún pedido de los visitantes”, comenta Vicente Núñez sepulturero que trabaja en el cementerio junto a otros 40 colegas (censados por la comuna), que hacen sus changuitas limpiando panteones, pintando o haciendo algunos arreglos que surjan a pedido de los familiares que visitan las tumbas de sus seres queridos fallecidos o los entierran.
“Ni en la última morada hay descanso. Hace 20 años que le encargo a don Joaquín Bernal para que me cuide la tumba de mi hijo, al que ahora le acompaña mi señora, y esto ocurrió en menos de una semana. Él me avisó de esta situación”, agrega el Dr. Cabrera. Por su parte, don Joaquín agrega que estos robos solo se pueden cometer por la noche. “Si nosotros estamos, no lo permitiríamos porque nos perjudica”, comentó.
Sin investigación
Ninguna investigación está en curso. Aldo Cuevas, de la Seguridad del Cementerio, explica que son 22 guardias asignados al campo santo que cuenta con más de 24 hectáreas y 13 portones de acceso. “Son seis guardias por turno, las 24 horas, debido a que por salubridad solo se permite trabajar hasta seis horas. Por nuestra parte incluso nos escondemos esperando atrapar a alguno”, dijo.