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Tatiana Gabaglio dijo que a 11 años de la tragedia más grande que tuvo nuestro país en tiempos de paz, la presencia, la oración y la bendición del Santo Padre aliviarán en parte los dolores y angustias que las víctimas y familiares vienen arrastrando desde hace muchos años.
“Los 10 o 20 minutos de la presencia del Papa con los del Ycuá, con la fe puesta en Dios, será como un bálsamo para calmar tanto dolor. Hará posible que mucha gente pueda encontrar la paz espiritual y el fortalecimiento de la fe que es impulsado en todo el mundo por el Sumo Pontífice, como pastor de la Iglesia Católica”, manifestó.
Tatiana, que perdió una pierna en el incendio, lamentó que a 11 años de lo sucedido aún tenga graves secuelas y que no encuentre apoyo estatal.
La joven dijo que hace todo lo que está a su alcance para trasformar su vida y su entorno. Vive para servir y salvar vidas. Se está preparando para ser bombera en la Tercera Compañía de Sajonia.
“Creo que después de lo sucedido conmigo, tengo una visión más humana y crítica. También voy a estudiar sicología como mi mamá del corazón Carmen Rivarola (dirigente de víctima y familiares del Ycuá) que me ayudó mucho a superar mis miedos, traumas y desafíos. Es para conocer en sus múltiples facetas al ser humano y ayudarles a sobrellevar la vida. También quiero incursionar en la política, no para servirme del cargo, sino para trabajar para el pueblo, especialmente en la educación que es la base del crecimiento de todo ser humano y la justicia que sea igual para todos”, dijo la joven que terminó la secundaria en Ciencias Sociales, en el Colegio Técnico Javier, dirigido por los jesuitas, donde también fue presidenta del Centro de Estudiantes.
Y desde hace dos años trabaja en el Sistema Nacional de Facilitadores Judiciales de la Corte Suprema de Justicia.
A partir de las experiencias de su vida, aconseja a los jóvenes a que valoren la vida y que traten de mejorar su entorno poniéndose en el lugar del otro.
Ella dijo que trata de llevar una vida normal, se pasea en bicicleta y juega al básquetbol y es voluntaria de varios grupos juveniles que buscan una causa justa en favor de la ciudadanía. En sus momentos libres escribe su libro autobiográfico, además comparte con su hermanos Cristel de 15 años y Didier de 3 años, en su casa de Trinidad, donde vive con su madre Yudith Gabaglio.
A lo largo de los 11 años tuvo que cambiar varias prótesis, que siempre fue gracias a la ayuda solidaria de los padrinos. Y hace varios meses solicitó a la Secretaría Nacional por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad (Senadis) y no tiene respuesta.
“Ya me está lesionando la pierna. Rengueo un poco porque ya me resulta corta la prótesis. La verdad, estoy cansada de la burocracia estatal”, dijo Tatiana que en el 2004 estuvo internada casi dos meses en el Sanatorio Bautista. A los siete días del accidente se le amputó la pierna a causa de las graves quemaduras. Aún así vive la vida con optimismo y cumple con sus metas propuestas.