Seminario sobre el empleo doméstico en América Latina

Unas 250 trabajadoras domésticas de todo el país y trabajadoras representantes de los países vecinos se reunieron en el seminario internacional “El empleo doméstico y la crisis de los cuidados en el Mercosur”, que tuvo lugar ayer en el Hotel Presidente.

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Con el objetivo de discutir propuestas y experiencias de políticas públicas en torno al empleo doméstico, se reunieron las trabajadoras domésticas de Paraguay, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile e investigadores que trabajan esta temática, en el Seminario Internacional sobre trabajo doméstico remunerado, que fue organizado por el Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay, y de Itapúa y la Asociación de Empleadas del Servicio Doméstico del Paraguay.

La exposición sobre “Cuidados y trabajo doméstico en América Latina” de la Investigadora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) de Chile, Irma Arriagada Acuña dijo que Paraguay es el país donde este rubro emplea a una mayoría joven: 30,7 % de las trabajadoras tienen entre 15 a 24 años de edad. Otros países de la región que tienen alta participación de jóvenes entre 15 a 24 años son: El Salvador (19,6%), Argentina (16,7%) y Uruguay (14,2%). Patricio Dobreé, investigador del Centro de Documentación y Estudios (CDE) refirió en el panel “el rol del trabajo doméstico en las sociedades latinoamericanas” en el contexto de la división sexual del trabajo y la crisis de los cuidados, que las mujeres paraguayas que migran a la Argentina son en su mayoría jóvenes, “6 de cada 10 que trabajaban o buscaban trabajo (activas) antes de migrar eran trabajadoras domésticas. Son mujeres jóvenes: cerca del 70 % tiene menos de 29 años y alrededor del 36 % se encuentra todavía en la adolescencia.

Más de la mitad (56,5 %) proviene de zonas rurales”, explicó Dobrée, quien refirió que la migración de las mujeres hoy no es una elección sino una obligación por motivos laborales. También señala que la investigación que ha realizado pudo identificar que la mayoría de las mujeres que migran a la Argentina son solteras, pero son responsables de sus hijos. En Paraguay, unas 235.771 personas, es decir el 7,2 % de la población económicamente activa ocupada se dedica al empleo doméstico. De este grupo, 220.000 son mujeres. El empleo doméstico es frecuentemente el primer empleo de las mujeres provenientes del interior, sin embargo, las precarias condiciones laborales en nuestro país hacen que la migración sea una forma de obtener mejores condiciones, ya que pese al desfavorable valor del cambio de la moneda argentina, siguen teniendo un ingreso superior al que tendrían en Paraguay. Por otra parte, existe una nueva ley del Trabajo Doméstico que espera la firma del presidente de la República, Horacio Cartes, para su promulgación. “Esta ley, no es la que queremos, pero tiene algunos logros”, explicó Marciana Santander, representantes de Asunción.

Aún, con la ley existente que solo garantiza derechos mínimos, en el Ministerio de Trabajo se recibe un promedio de 12 denuncias por día de trabajadoras domésticas que reciben malos tratos o despidos injustificados.

Librada Maciel, de Sintradi, realizó las conclusiones al término del seminario en la que ratifican su compromiso y lucha en la igualdad de los derechos laborales e exigen la promulgación, publicación, e implementación por parte del Poder Ejecutivo de la Ley Nº 5407/2015 “Del Trabajo Doméstico”. En Paraguay emplea a una mayoría joven y las discriminaciones existentes condenan a las mujeres y adolescentes a un futuro de adultez de pobreza, sin esperanza de mejores condiciones de vida.

Existe crisis del cuidado

Irma Arriagada explicó que el cuidado es una actividad básica para la sobrevivencia y el bienestar. “Comprende el cuidado material y el inmaterial. Todas las personas necesitamos cuidados a lo largo del ciclo vital y el cuidado supone un vínculo afectivo entre cuidador y cuidado y no es solo una obligación por ley. Aunque puede ser remunerado, es habitualmente desempeñado por mujeres, sin reconocimiento ni valoración económica y social”.

Con el aumento en la esperanza de vida de las personas con enfermedades crónicas y discapacidad, se incrementa el número de las personas que es preciso cuidar y la complejidad del cuidado. La investigadora sostiene que se observan cambios en la estructura y formas de vida familiares, los cuales limitan la disponibilidad de cuidadores, ya que existen en la región menos fecundidad y familias más pequeñas.

En cuanto a la reducción del tamaño familiar se sustenta en que se prevén menos nacimientos, pero también menos padres por familia (monoparentalidad). “Menos cuidadores a futuro. Menos miembros de la familia que cuidar, pero más complejo el cuidado: los adultos mayores”. Entre los logros en cuanto a derechos en la región, la investigadora destacó la ampliación de licencias de maternidad en Chile, Paraguay y Argentina.

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