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“Una amiga de la Seam me dijo que iban a venir a controlar, así que suspendí la venta”, afirmó Carmen Amarilla, vendedora del lugar, quien se enteró del procedimiento en horas de la mañana. La intervención se realizó aproximadamente a las 13:00.
La directora de Vida Silvestre de la Secretaría del Ambiente (Seam), Rocío Barreto, dijo que la operación que realizaron finalmente tuvo un objetivo “informativo”, al no hallar animales.
Explicó que la Ley de Vida Silvestre prohíbe este tipo de actividades clandestinas. Si una persona quiere dedicarse a la venta de los animales –siempre que no sean especies en peligro– debe obtener un registro y un permiso de la Seam. Además, existen multas para la venta ilegal de animales silvestres, dijo. Por último, recordó que “no es el sapo el que va a controlar el dengue, sino la limpieza”.
Por su parte, Amarilla contó que lleva 40 años en el negocio de los yuyos y que hace muy poco sus clientes le pidieron que les consiguiera sapos, pues estos “acabarían con los mosquitos”. Indicó que los precios dependen del tamaño del animal, pero que generalmente vende tres por G. 100.000.
Javier Torres, representante de los vendedores, calificó de injusto el accionar de la Seam.
“Se preocupan por un sapo y descuidan los bosques que son devastados”, cuestionó.