Se deben estudiar las propiedades colindantes

De acuerdo con el Arq. Jorge Rubiani, urbanista y exconcejal de Asunción, inevitablemente, si no se hace un estudio de la patología constructiva de los inmuebles colindantes afectados por los emprendimientos casi de nada sirven todos los procedimientos de cautela que uno impone en una obra cuando de edificio en altura se trata.

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Puso como ejemplo que recientemente, como profesional, debió recurrir a un estudio de todas las construcciones lindantes con un protocolo, fotografías aéreas, etc., que, si bien muchas veces no evitan fisuras o caída de materiales desde lo alto, son un paliativo importante. “La trepidación es tan grande por el uso de maquinarias pesadas, constantes movimientos que igualmente producen accidentes de esta clase, independientemente de los cuidados que se tengan”, apuntó el profesional.

Por ello, es importante acordar con los propietarios colindantes para los casos de eventuales reclamos. De este modo, se sabe con qué cuidados y precauciones afrontar la obra y qué acciones se deben tomar.

Aclaró que, independientemente de todos los procedimientos de cuidados, esto no disculpa de responsabilidad a los constructores: Todos tienen que hacerse cargo de las reparaciones y compensaciones a los afectados, sin ninguna duda, y eso está estipulado incluso en el Código Civil. En ningún caso la empresa puede alegar mala construcción del vecino, no se puede apelar a eso. Tiene que responsabilizarse de los daños y perjuicios causados, comentó.

Rubiani considera que muchos aspectos no están contemplados en las ordenanzas municipales, pero siempre existen posibilidades de que ocurran situaciones de esta clase y que se produzcan grandes inconvenientes. Hay que tener cuidado aunque muchos de esos detalles no aparezcan en las ordenanzas, recomienda.

Como ejemplo, citó la posibilidad de un rastrillaje arqueológico superficial en ciertos lugares donde se realizan obras de envergadura. Esto no figura en las ordenanzas, pero es una necesidad para conocer lo que exista en el subsuelo, aclaró.

En el territorio asunceno, precisó, se presentan zonas muy frágiles. Todo el sector de la Avda. Perú hacia abajo, por ejemplo, es una zona muy endeble, frágil, es un terreno más bien arenoso, cuyo firme está entre 18 y 25 metros de profundidad, lo cual ha demandado grandes substrucciones para varios edificios en altura. Hay lugares que los estudiosos saben que merecen ciertos cuidados especiales y hay zonas difíciles de excavar por las toscas que se encuentran casi a ras del suelo.

Para eso, aclaró, también la historia es útil: “Si conociéramos la dirección de cursos de agua que en el pasado surcaban la ciudad se podrían evitar muchos errores o deficiencias en las construcciones y en el desarrollo de programas edilicios. Los bañados de esos cursos de agua se conformaron con material de relleno y no ofrecen muchas seguridad en las cuencas.

Según Rubiani debemos tener mucho cuidado, cuando sobrecargamos el suelo en zona densamente construida, porque no solo hay mayor carga sino afectación del subsuelo o napas que reaccionan de alguna forma contra la estabilidad del suelo.

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