Santos tallados en madera en época de los jesuitas impactan en Santiago

Bajo la atenta mirada de sacerdotes europeos, los indígenas habitantes de la reducción de Santiago tallaron en madera las imágenes de santos que hoy conforman el acervo del atractivo museo. Imágenes de gran tamaño y figuras sencillas impactan a los visitantes que, a través del arte sacro, recorren parte de la historia del pueblo jesuítico del siglo XVII.

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Santiago fue inicialmente fundada como reducción en tierra de los Itatines, sobre las márgenes del río Apa, con el nombre de San Ignacio del Caaguazú. Tras las persecuciones por parte de los bandeirantes, se mudó y fue refundada en 1669 en el lugar donde se encuentra actualmente, como Santiago Apóstol.

Durante su tiempo de reducción de indios, el pueblo fue importante: en 1550 tenía 3.968 habitantes.

Pero, después de la expulsión de los sacerdotes de la Compañía de Jesús, ordenada por el rey Carlos III de España, en el año 1767, el número de pobladores bajó considerablemente. En 1784 eran solamente 1.215 almas. En Santiago había un tambo u hostería para comerciantes huéspedes. Y en el inventario de bienes existía centenares de vestidos para la “ópera de Santiago”, que se representaba con ocasión de las fiestas patronales.

El Virrey Santiago Liniers, quien visitó Santiago en 1804, lo había descrito diciendo que era “una sombra de lo que fue”. Por su parte, el viajero francés Martin de Moussy señaló en 1856 que, después de la “liberación” de la comunidad dispuesta por Carlos A. López en 1848, “la condición de los indios vino a ser indudablemente peor”.

Hoy, en Santiago, parte de la historia inicial perdura y puede ser conocida con una visita al Museo de Arte Jesuítico. El complejo cultural fue organizado por la Fundación Paracuaria en 1984 y cuenta con tres salas y una oficina. En su interior se guarda una valiosa colección de imágenes religiosas provenientes de los tiempos fundacionales de la antigua reducción de indígenas.

En la primera sala del museo hay 23 figuras, donde resaltan tallas como la de San Felipe Neri, de dos metros de altura, y otra de Santiago, de 1,32 metros. El segundo espacio está dedicado a la Pasión y Muerte de Cristo: están La Piedad, Cristo con la cruz a cuestas, Cristo del huerto y un Cristo yacente de gran porte. La imagen de Cristo Resucitado es admirada por los expertos como una obra artística de gran belleza. Y en la tercera sala sobresale la pila bautismal de piedra y la Inmaculada Concepción, con sus 1,70 m de altura. También estatuas de los santos jesuitas: San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, San Luis Gonzaga, San Estanislao de Kostka y Roque González de Santa Cruz. Una enorme campana de bronce recuerda con inscripciones el año de construcción de la iglesia, en 1725.

En la salita que sería para oficina administrativa se guardan unas tablas pintadas que habrían sido parte del altar mayor. A través de ellas se puede apreciar la habilidad pictórica que se desarrolló en Santiago en épocas de la reducción.

Ingreso accesible

Cinco mil guaraníes se paga en concepto de entrada al Museo Diocesano de Santiago. Recibe la visita del público de martes a sábados, de 08:00 a 11:30, por la mañana, y de 14:00 a 17:00, por las tardes.

Los domingos, de 08:00 a 11:30. Karina Medina es la encargada de atender a los visitantes que llegan con deseos de conocer el atractivo acervo.

El museo se mantiene en buenas condiciones, pero requiere mantenimiento, en especial en lo relacionado a las luces y tratamiento adecuado de las tallas.

Lugar de atractivos

Santiago (Misiones) queda a 278 kilómetros de Asunción. Se llega con facilidad a través de un ramal que parte de la Ruta I Mariscal López, con destino a Ayolas y la represa de Yacyretá.

En los alrededores de la plaza central todavía existen pedazos de las tiras de casas de indios que poblaban la reducción. Y en la iglesia, pegada al museo, se conservan el sagrario y un retablo pintado (baptisterio de los jesuitas) con el tema del bautismo de Cristo en el centro y a los costados el bautismo del Etiope por Felipe y San Francisco Javier bautizando a los orientales.

yubi@abc.com.py

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