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A pesar de la riada y sus consecuencias, la vida tiene su espacio. En un refugio del barrio San Jorge de Asunción, un bebé que nació durante las inundaciones del año pasado cumplirá su primer año.
Cuando la crecida arrecia, las familias que viven en la zona de los bañados pierden muebles, electrodomésticos, documentos y el pedazo de tierra que consideran suyo. Muchos señalan sus pérdidas, y otros se aferran a sus bienes como pueden. Sin embargo, las ganas de recomenzar están latentes, y las de encontrar motivos de alegría, también, según expresan.
En el barrio San Jorge de Asunción, en zona del Bañado Norte, Catalina Portillo y su marido, Daniel Cardozo, vendedores ambulantes, viven en una de las piezas de terciada que instalaron en la cancha San Jorge, en Calle 290 y “Última”. Con ellos están sus hijos Patricia y Óscar, quienes debieron recibir también materiales para sus respectivas casitas. Pero por disposición de los coordinadores de la zona, solo recibieron para construir dos piezas. Por eso viven hacinados. Catalina contó que se mudaron el 12 de mayo pasado. “Ya vamos a cumplir tres meses aquí. No sé lo que vamos a hacer. No tenemos dinero para reconstruir nuestra casa”, apuntó, pensando en que las aguas pronto cederán.
A pesar de la riada, la familia Cardozo tiene una alegría: el pequeño Miqueas Isaías, hijo de Patricia, quien el próximo 31 de julio celebrará su primer año de vida. Cuenta Patricia, que es madre soltera, que su bebé nació durante las inundaciones del año pasado y cumplirá un año otra vez como damnificado. “Aunque no tenemos dinero, pero espero poder hacerle una pequeña merienda”, dijo la madre.
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