Refranes (Letras F, G y H)

‘F’

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Favor con favor se paga: Cuando alguien recibe el favor de una persona, es probable que deba pagar de la misma forma, llegado el momento oportuno. Irónicamente, suele usarse la misma frase para devolver agravios y ofensas.


Fumar la pipa de la paz: Tradicional hábito de los indios de Norteamérica, como señal inequívoca de tregua, que consistía en sentarse en el suelo junto a sus visitantes, quienes pitaban una vez de la pipa y la iban pasando.

‘G’

Gajes del oficio: Son las molestias, perjuicios o preocupaciones que se experimentan con motivo del empleo o profesión. Antiguamente, se llamaba gaje a la ‘paga que se percibía por un empleo determinado’.

Gastar pólvora en chimangos: Desperdiciar tiempo o esfuerzo inútilmente. El chimango es un ave de rapiña cuya carne no es aprovechable debido a su dureza y feo sabor.


Gato con guantes no caza ratones: La expresión advierte que debemos estar preparados para realizar determinada actividad y, de no hacerlo así, fracasaremos en nuestro emprendimiento.


Genio y figura hasta la sepultura: No es fácil cambiar de modos de pensar, vivir y actuar. La persona que nace con ciertas características, difícilmente las altere a lo largo de su vida.


‘H’

Ha corrido mucha agua bajo el puente: Significa que ha pasado mucho tiempo.

Hablando de Roma, el burro se asoma: Expresión que se aplica para justificar la coincidencia de la aparición de una persona, justo en el preciso momento en que se la estaba mencionando.


Hablando se entiende la gente: Frase que justifica el empleo persuasivo de la palabra para evitar que los conflictos lleguen a mayores.


Hablar a calzón quitado: Decir la verdad, sin eufemismos.


Hablar hasta por los codos: Hablar demasiado, sin sentido, muchas veces sin saber lo que se dice.

Hacer buenas migas: Fomentar la amistad y el buen trato entre dos o más personas.
Hacer causa común: Unirse a otra u otras personas para obtener un mismo fin.


Hacer el campo orégano: Facilitar las cosas, dejar el terreno liso para determinada actividad. No hay nada más prolijo que un campo florecido de orégano, debido a que esta planta -cuyo significado en griego es ‘adorno’- deja el campo hermoso, liso, suave y perfumado.


Hacer la pera: Incumplir, dejar a alguien esperando.


Hacer la vista gorda: Significa no querer ver algo, fingirse ciego, cuando, en realidad, uno ha observado todo perfectamente.


Hacer leña del árbol caído: Aprovecharse de la desgracia ajena para caer sobre alguien y agravar más aun el castigo recibido o la desgracia sufrida por esa persona.


Hacer oídos sordos: No querer escuchar, no prestar atención, sobre todo cuando se trata de quejas o reclamos de una persona.


Hacer pucheros: Es el típico gesto que hacen los niños antes de largarse a llorar. Aparentemente, la expresión proviene de la época de los romanos, en la que solían besar a los niños levantándolos por las orejas, igual que levantaban las ollas que contenían el puchero, tomándolas de las asas.


Hacer rancho aparte: Alejarse del resto una o más personas y permanecer aislados.

Hacerle la cama a alguien: Preparar una trampa para provocar que una persona caiga en ella.

Hacerle morder el polvo a alguien: Vencer, derrotar física o espiritualmente a alguien, humillarlo. El modismo se basa en un antiguo rito de los caballeros del medioevo, quienes, cuando se sentían mortalmente heridos en batalla, tomaban un puñado de tierra y lo mordían simbólicamente, a manera de un postrer beso a la madre Tierra.


Hacerse el chancho rengo: Disimular, fingir un defecto que no se tiene, sobre todo, para eludir la responsabilidad de una tarea o trabajo encomendado.


Hacerse humo: Evadirse, escapar de una situación antes que enfrentarla; desaparecer como lo hace el humo en la atmósfera.


Hasta aquí llegó mi amor: Frase terminante que se utiliza para expresar el enojo de alguien por una situación que se ha tornado insostenible. Con ella, quien la dice anticipa su propósito de abandonar un lugar, un emprendimiento, un trabajo.


Hasta que las velas no ardan: Hasta muy tarde.

Hay gato encerrado: Existir una causa o razón oculta o secreta, que permite sospechar la presencia de manejos espurios. El origen parece ser una costumbre de la Edad Media, por la que solían confeccionarse monederos hechos en cuero de gato, que se llevaban ocultos entre las ropas.


Hay que comer para vivir y no vivir para comer: Viejo aforismo de la ‘Rhetorica ad Herennium’, de Cicerón, dedicado a quienes creen que en la vida solo hay que pensar en comer y comer, en lugar de usar la comida como una forma de alimentar el organismo.


Hecha la ley, hecha la trampa: Así como casi todas las reglas tienen su excepción, las leyes padecen la existencia de un recurso que permite el incumplimiento de la norma legal. Por lo general, la frase se aplica para justificar la falta de ceñimiento a una disposición.


Hilar fino: Analizar con sumo cuidado, sin perder ningún detalle de lo que se está tratando, como si uno estuviera realmente hilando de esa manera.


Hombre prevenido vale por dos: La persona que obra con precaución lleva ventaja sobre la que no lo hace.


Hoy por ti; mañana por mí: Frase que se usa a manera de acuerdo espontáneo y por la cual el que solicita ayuda de alguien, promete retribuir el favor de la misma manera cuando le sea requerido.

Hueso duro de roer: A la manera de los animales que roen huesos para alimentarse, el hombre aplica este dicho para justificar lo difícil de una situación.


Hundirse el barco: Pasar por una situación muy delicada, como cuando realmente se hunde una nave.
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