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“Les invito a ponernos delante de la Palabra de Dios, en este domingo pascual, y que estamos recordando, agradecidos, el 59º aniversario de la muerte de la venerable María Felicia de Jesús Sacramentado, “Chiquitunga”. Este momento nos prepara para la gran fiesta litúrgica en que la iglesia reconocerá sus virtudes heroicas proclamándola beata”, señaló el obispo.
Recordó que en el lento proceso de crecimiento espiritual, María Felicia vivenció dificultades y sufrimientos, no siendo ajena a la miseria humana ni al entorno social pobre en que se encontraba, al igual que aquellos primeros apóstoles que llevaban el mensaje de vida.
“En la vida de la Chiquitunga, se puede exactamente comprobar el amor a los hermanos como Dios nos ama. La dimensión misionera de su vida está calcada por el apostolado propio de la Acción Católica de entonces”, dijo Valenzuela.
El arzobispo pidió dejarse contagiar hoy, en la nueva evangelización emprendida por la iglesia, por esa necesidad de vida misionera, transmitiendo con alegría el evangelio de la vida, de la familia, de la verdad y del amor. “La beatificación de la primera mujer paraguaya es todo un desafío espiritual y misionero. ¿Cómo se encuentra nuestra vida en comunicar amor y justicia a quienes nos rodean, y a nuestro país?”, manifestó.
En su conclusión, monseñor señaló que al recordar el aniversario del tránsito al cielo de María Felicia, somos llamados, junto con nuestros jóvenes, en este segundo año del trienio de la juventud a permanecer íntimamente en Jesucristo.
Durante la misa se realizó un momento cultural con base en la alegoría de la vida de la futura beata. También se escucharon testimonios de la intermediación de Chiquitunga y se representaron fragmentos de la obra “Vida de Chiquitunga”.