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La obra se paró en febrero tras las críticas de diversos sectores sociales y profesionales por la entrega del espacio público a doce vendedores informales (lomiteros y yuyeros). Los arquitectos urbanistas calificaron de adefesio la obra.
La Comuna había conformado un equipo de trabajo con técnicos del sector privado y de la institución para rediseñar el proyecto, lo que significó un aumento de G. 400 millones al contrato original de G. 2.400 millones.
Esta semana los obreros derribaron la paredes de la segunda casa de las 16 erigidas en la avenida, hacia EE.UU. Ayer colocaban cemento y unas estructuras de metal para los asientos.