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Ayer, 2 de junio, se cumplieron 421 años de su muerte ocurrida según los ritos de los guaraní paranaes en la comarca caazapeña del Jahapety, durante una guerra a “sangre y fuego” llevada a cabo por los españoles con el fin de “pacificar” a los “altivos y belicosos paranaes”.
Fue en ese tiempo que fray Luis Bolaños dejó ir a Juan Bernardo hasta allá para salvar la vida de un hermano dominico que había caído prisionero con documentos muy valiosos.
Cuando llegó el fraile en compañía de dos indígenas de Itá y otros dos de Yaguarón donde él asistía, lo sacrificaron aquel 2 de junio de 1594.
El procurador de la causa de Juan Bernardo en el Paraguay, fray José Luis Salas, dijo en su momento que Juan Bernardo fue el primer fraile mestizo junto con su amigo Gabriel de Guzmán, nieto del gobernador Domingo Martínez de Irala.
Juan Bernardo nació en Ciudad Real, provincia del Guairá, en 1560. Su madre fue una indígena guaraní y su padre un inglés venido con Don Pedro de Mendoza en 1537. Se llamó Nicolás Colmán y de él procede el apellido Colmán.
Su amigo Gabriel de Guzmán llegó al sacerdocio, pero Juan Bernardo fue recibido como hermano lego por ser hijo de indígena; le faltó “limpieza de sangre” para ordenarse sacerdote.
Preguntado el padre Salas por qué se dejó tanto tiempo sin mover la causa de beatificación, manifestó que desde hace tres décadas viene investigando y trabajando en este tema por haber sido nombrado procurador de dicha causa.
“Me acompaña en la investigación y difusión de la causa Margarita Durán Estragó. Ella ha tomado ahora la posta voluntariamente, a causa de mi avanzada edad y la falta de archivo que me limitan enormemente”, explicó. Agregó que el postulador general de la causa de los santos de la OFM y el superior de la provincia Nuestra Señora de la Asunción, con sede en Buenos Aires, de la cual depende el convento de Asunción, se reúne esta semana en Roma para estudiar la reactivación del proceso que busca llevar a los altares a fray Juan Bernardo.
Finalmente, Margarita Durán agrega que los documentos del proceso quedaron dormidos en el archivo del convento de Buenos Aires, los cuales se habían iniciado en Roma en 1868, en plena guerra del Paraguay contra la Triple Alianza. “El padre Salas y yo fuimos a buscar indicios de la causa y nos encontramos con la sorpresa del proceso iniciado por el provincial Abraham Argañaraz, quien había viajado a Roma para el efecto en el año citado”, indicó.
El entonces postulador general Bernardino de Cryptos Castri dictó sentencia favorable en Roma el 17 de octubre, pero por motivo de la guerra aquella causa quedó olvidada y ahora resurge y se espera que se dispensen las etapas del proceso y que el papa Francisco regale al Paraguay la beatificación del primer mártir paraguayo.