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De las 226 instituciones que se encuentran en las zonas inundadas, 26 están clausuradas y 176 estudiantes no están pudiendo dar clases regulares. Riera dijo que estos alumnos van a recuperar las clases con un programa especial que están preparando las supervisiones, pero que hay que empezar a buscar soluciones de mediano plazo. “Se hicieron escuelas en zonas inundables y todos los años tenemos los mismos problemas. Hay que pensar seriamente en mudar a las escuelas o subirlas sobre pilotes”, dijo. Agregó que incluso hay que pensar en mover las instalaciones eléctricas de las instituciones en zonas inundables ya que los medidores y tomas corrientes están bajos, lo que acarrea riesgos.
“Hay que pensar ahora en ayudar a los damnificados que necesitan botas de goma, colchones, abrigos, ponchos y lo que se pueda”, dijo Riera, quien también destacó la valentía de los profesores de Ñeembucú, que se trasladan a las instituciones cruzando caminos con el agua que les llega hasta el pecho para que los niños no pierdan clases.