Si nos atrevemos a producir frutos en el nombre de Jesús, debemos tener la valentía de vivir este mandamiento sirviendo a los demás. Que nuestro compromiso con Jesucristo sea servirlo en aquellos a los que vemos más alejados, más abandonados, o tal vez en las personas con quienes estamos distanciados. El amor hasta el extremo de Jesús, nos impulsa a actuar también hasta el extremo.
Producir frutos sirviendo
En la última cena, El Señor nos dejó su presencia eucarística como verdadero alimento, y nos dio como testamento su mandamiento del amor.
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